Romeo y Julieta es el romance clásico por antonomasia, y precisamente por ello se convierte en una candidata ideal para el número 2 de nuestro challenge de 50 libros en un año. Romeo y Julieta es una de las obras de teatro más conocidas de William Shakespeare, concretamente una tragedia que publicó en el 1597.
Romeo y Julieta: la premisa de los jóvenes enamorados
Todo el mundo conoce el trágico suceso entre el joven Montesco y la heredera de los Capuleto. Romeo es un joven que vive en Verona que está obsesionado por el amor de una mujer tremendamente bella: Rosalina. Su amor es tal que le impide comer, vivir o dormir en paz, ya que ella no le corresponde. Sin embargo, sus amigos, Benvolio y Mercucio, le convencen de asistir a la fiesta de sus enemigos: los Capuleto, disfrazados con máscaras. Según ellos, es imposible permanecer tan enamorado de una sola mujer, y están convencidos de que allí Romeo encontrará a otra más bella.
A regañadientes, Romeo acude al baile. Y para su sorpresa, efectivamente se queda prendado de una belleza superior: la joven Julieta.
Es una belleza demás exquisita para la tierra, demasiado delicada para nosotros. ¿Había amado antes de ahora? No, no; jamás he amado hasta hoy. La verdadera belleza se me aparece por primera vez.
Julieta, sorprendida por las dulces palabras del joven que se le acerca, también siente el flechazo del amor en un sólo golpe de vista. Y cuando esa noche Romeo acude a su balcón y le promete amor eterno, decide entregarle su mano. Con la ayuda de Fray Lorenzo, los jóvenes se casan en secreto, pero la enemistad entre sus familias se interpondrá en su amor y acabará arrastrando la tragedia que desde el principio se mascaba.
Analicemos la obra de Romeo y Julieta
No tiene mucho sentido cortar el argumento para no contaros el final cuando esta tragedia es por todos conocida. Pero por si acaso nos está leyendo cualquier purista anti-spoilers, respetaré la norma.
Romeo y Julieta, precisamente por ser tan conocida, está cargada de ideas preconcebidas. Nos da la sensación antes de leer la obra de que conocemos perfectamente la trama, cuando no es así. Adaptaciones y readaptaciones para adecuarla a todos los públicos, han acabado por agilizar una obra que ya de por sí era sencilla para la época. Cuando Shakespeare escribió la obra de teatro, los papeles de las mujeres los interpretaban los hombres. Precisamente por eso se permite crear un Mercucio tan zafio y llenar el texto de comentarios sexuales, bromas graciosas y apuntes eróticos muchas veces fuera de lugar.
Si recordamos, al comienzo del primer acto uno de los criados afirma que matará a las sirvientas de sus enemigos o que las violará, y que les estaría haciendo un favor.
Terrible para la época contemporánea, pero hay que leerlo dentro del contexto isabelino: un momento en el que las mujeres valían tanto cuantos hijos pudieran parir.
Uno de los detalles más significativos de la obra es que en ningún momento nos explican la causa del conflicto entre los Montesco y los Capuleto. Al comienzo del Acto I vemos cómo un grupo de criados, más por las malas que por otra cosa, comienzan una pelea simplemente por el hecho de buscar camorra. Y aunque en varias ocasiones se enfrentan el cabeza de familia del propio Montesco y del Capuleto, el enfrentamiento entre estos dos queda sólo en grandes discursos y palabras. Son los jóvenes, y más específicamente, los sirvientes y sobrinos, los que amplían este conflicto entre ambos. De hecho, cuando el líder Capuleto descubre que Romeo está en su fiesta, contesta que "Romeo se ha mostrado en todo momento como un caballero y que no querría que nada le sucediese en su casa".
Parece que la paz entre ambas familias era más posible de lo que los jóvenes Romeo y Julieta se llegaron a imaginar tras casarse en secreto.
Además, toda la trama de la obra transcurre en menos de una semana. La trama dramática empieza un domingo, y el jueves ya han sucumbido a su muerte (casados y todo)
Los personajes de Romeo y Julieta
Una de las partes más interesantes de las obras de Shakespeare son los personajes secundarios y cómo vemos a los protagonistas a través de sus ojos.
A pesar de que Shakespeare tenía todas las papeletas para crear un contra-pretendiente odioso, viejo y malvado y que de esta forma el público se pusiera de parte de Romeo, no lo hace. Cargándose de una gran sutileza moral, nos presenta a Paris como alguien encantador y dulce que nunca busca hacer infeliz a Julieta. Al mismo tiempo, la nodriza se muestra como una mujer comprensiva y atenta que, sin embargo, no entiende las pasiones de la niña. Con esto, Shakespeare nos esta haciendo una gran pregunta: ¿es el amor una fuerza tan divina y sagrada que por su causa no importa hacer infelices a la gente buena que nos rodea y que nos quiere?
Los mismos Romeo y Julieta se muestran como personajes radicalmente diferentes, al menos en lo que respecta al amor.
Romeo es un cabeza ligera, un hombre que dice que condenaría herejes a sus ojos si viese a una mujer mas bella que Rosalina (Rosalina la cual cumple a la perfección el criterio estético de belleza estipulado por Shakespeare: ojos negros, cejas negras y pálida de piel) y que sin embargo cambia de opinión en cuanto ve a Julieta. El amor de Julieta también es apasionado, pero ella es fuerte y práctica desde el principio. Julieta hace las preguntas claras necesarias para aportar un punto de realismo a la obra, mientras que Romeo contesta con artificios poéticos.
- Julieta - ¿no eres tu Romeo? ¿No eres un hijo de Montesco?
- Romeo - Ni lo uno ni lo otro ¡oh mi bella santa! Si lo uno y lo otro te desagrada.
Y eso que, no lo olvidemos nunca, Julieta tiene tan sólo catorce años. Este detalle que espantaría a más de uno tiene que verse a través del ojo de la historia, ya que en la época de Shakespeare la edad legal para casarse eran los doce años (aunque no fuese una práctica frecuente).
Así pues, una novela llena de pequeños comentarios micro-machistas del estilo de: "eres blando como una mujer" o "a las mujeres se las vence fácil, que son débiles" coloca a Julieta como al personaje más cabal, razonable y fuerte de todos aquellos los que pueblan la obra.
A pesar del hecho de que Romeo es un bala perdida, sus escarceos no nos parecen tan terribles ni reprobables porque siempre van acompañados de grandes palabras de amor... y porque aparecen Mercucio y Benvolio a su lado para contrastarlo. Mercucio es uno de los personajes Shakesperianos más comentados de la historia, ya que es satírico, afeminado y se refiere a Romeo con grandes muestras de pasión y de cariño. Mucho se ha dicho de que Mercucio puede realmente representar a un hombre homosexual, tema tremendamente censurado en la época.
La irracionalidad de Tibaldo, sumado a los comentarios eróticos de Mercucio y de Benvolio hacen que Romeo parezca, por comparación, un santo. O al menos, un buen partido para la joven Julieta.
Por otro lado, los padres de Romeo prácticamente no tienen representación en la obra por tratarse este de un protagonista masculino con libertad de acción y de movimientos. No es así por ejemplo con los de Julieta, supeditada en todo momento a la vigilancia de la nodriza, las opiniones de su madre y la voluntad de su padre. El líder de los Capuleto, aunque en un primer momento aparenta ser un hombre comprensivo y dulce que afirma que no entregará a su hija en matrimonio si ella no lo desea, rápidamente cambia de opinión y amenaza con arrastrarla a la Iglesia si no cumple sus deseos.
¿Con que no rehúsa por orgullo, sino por gratitud? ¡O señorita habladora! No nos atormentéis con vuestro orgullo y vuestra agradecimiento, y preparaos para el jueves, que ha de verificarse la ceremonia. Nada; el jueves próximo iréis a la iglesia con Paris, señorita, irás tú con grado, o yo te llevar a la fuerza. ¡Fuera de aquí, carroña clorótica!
Al mismo tiempo, la madre de Julieta ignora la tristeza de su hija y delega sus funciones amorosas en la nodriza. Claramente su matrimonio no es dichoso, ya que en ciertos momentos de la obra hasta ridiculiza a su marido cuando este amenaza con ir a pelearse con el Montesco.
Otros detalles curiosos de Romeo y Julieta
Hablemos de supersticiones. Los estudiosos opinan tras leer a Shakespeare que este despreciaba a todos aquellos que se guiaban siguiendo el consejo de las estrellas. Sin embargo, cuando Mercucio muere en esta obra, lanza una maldición: "¡al diablo las dos familias!". Maldecir antes de morir en la época isabelina implicaba una terrible mala suerte e indicaba que sin duda el final sería trágico.
Asimismo encontramos muchas veces la metáfora del relámpago para resumir el amor entre Romeo y Julieta. Breve, fuerte y brillante es el amor que ambos se profesan, que nace de la luz y que muy rápidamente desaparece. Cuando Julieta habla de las promesas de amor de Romeo dice:
Es como el relámpago ardiente que brilla, pasa y muere antes de que hayamos tenido tiempo de decir: "¡qué relámpago!…
Y en el momento en el que ambos se reúnen el panteón para encontrar su muerte, Julieta dice:
¿No tienen los moribundos, antes de expirar, un instante de alegría, un relámpago de placer que domina el momento de morir? Así al menos lo dicen los que lo asisten. Pues bien: este es el instante en que brilla mi relámpago.
Opinión sobre Romeo y Julieta
Es innegable que Shakespeare era un maestro de las figuras retóricas, los retruécanos y las dulces palabras amorosas. La comparación del amor y de la vida como un relámpago, desde el comienzo de la obra hasta el final arranca un suspiro de tierno amor en el corazoncito de cualquier lector/a. La tragedia de Romeo y Julieta ha pasado a la historia por su carácter dramático, trágico y perfecto. Pero sin embargo, no es una obra que te sacuda el alma como me ha ocurrido con otras de Shakespeare. El enamoramiento apasionado de Romeo y Julieta es tan radicalmente acelerado que no da tiempo a creértelo del todo antes de que se suceda la tragedia final. La rapidez de la obra impide empatizar del todo con los personajes y de esta forma, la profundidad de la trama se pierde un poco.
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