Mil veranos y sueños: Un viaje lírico por el Japón mitológico

Mil Veranos y sueños es un pequeño manga de tomo único que condensa en su interior un corazón sintoísta y un estilo inspirado en Studio Ghibli capaces de robarte el aliento durante un par de horas. En su interior, al más puro estilo de Kitsune Manga, que está apostando por el formato de mangas con historias cortas, encontrarás cinco relatos con un único denominador en común: todos ellos las protagonizan de alguna manera bestias temibles y dioses iracundos que esconden, en el fondo, una bondad sin precedentes.

Estas son las historias que Kujiraba ha diseñado, recogido e ilustrado, con todo lujo de detalles, un manga que debuta en España con fuerza y una magia muy peculiar y que recogen el testigo del espíritu sintoísta, la modernidad alquímica de otras obras como Full metal Alchemist y el diseño de montañas y dioses que solo Hayao Miyazaki podría crear.

A lo largo de cinco relatos, Kujiraba reflexiona sobre la bondad, la comunión con la naturaleza, el respeto a los dioses protectores y, cómo no, el sacrificio por aquellos a los que amas. Con cada historia, el autor nos invita a un Japón donde lo sagrado se encuentra en cada rincón: en los rituales de una sacerdotisa, en el amor de un polluelo perdido, en los ojos de una mujer que se ha convertido en monstruo.

Cinco historias de bestias bondadosas y sacrificios por amor

Mil veranos y sueños se nutre de leyendas, supersticiones, cuentos y monogataris antiguas para sumergirnos en cinco relatos donde la naturaleza, las bestias y el sacrificio son los pilares centrales de cada una de ellas. Como tengo la impresión de que simplemente resumir la trama de cada una de ellas y hablar en general de las leyendas y cuentos que los nutren no transmitiría bien lo que busca cada historia, os contaré un poco sobre cada uno de estos cuentos por separado.

Encantadora y deliciosa

El manga abre con su historia más potente y la que sirve para ilustrar además la cubierta. Esta, ambientada probablemente en la Época Edo (1603-1868), nos traslada al inquietante y doloroso momento en el que una joven es arrastrada por sus vecinos al río donde habita el poderoso dios dragón. La chica es consciente de que no es más que un sacrificio humano que ha de repetirse, cada primavera, para que el dragón otorgue a su pueblo las lluvias que necesitan para que crezcan los cultivos.

Sin embargo, cuál será su sorpresa cuando la bestia, en lugar de matarla, la lleva a un lugar apartado donde tendrá que vivir a lo largo de un año entero aprendiendo a cuidar y a entender a este dios benévolo antes de que la siguiente chica aparezca para sustituirla.

“Encantadora y deliciosa” es una introducción magnífica para el manga. Primero porque aglutina un dibujo maravilloso, del que os hablaré más adelante, pero también por la presencia de la mitología clásica japonesa en el cuento. Los dragones japoneses siempre han sido deidades benévolas, normalmente asociadas a la protección pero, especialmente, a la invocación de la lluvia. No es la primera vez que vemos a un dragón japonés sufrir para proteger a un ser humano pero está claro que Kujiraba aporta un toque de romántico misticismo dentro de esta historia. Al hacer que los sacrificios de las jóvenes sean siempre en primavera realiza un enlace con la idea pagana del renacimiento y la floración del mundo y, al mismo tiempo, modifica la idea del ritual setsubun que celebra el final del invierno, introduciendo la idea de los sacrificios humanos.

Como curiosidad, aunque sí que se conocen casos de sacrificios rituales humanos en Japón (el hitobashira o 人柱*),* estos no se parecen al típico sacrificio de la historia de Minos y Teseo que conocemos en Occidente.

Encantadora y deliciosa está cargada de un romanticismo acelerado que conjuga lo mejor de lo que podrías esperar de una historia mitológica con un dragón presente y una desprendida y generosa joven de puro corazón.

Estúpido demonio

Estúpido demonio nos introduce en el interior de una montaña, donde una bestia con cabeza de ciervo y cuerpo de caballo se encuentra con un bebé abandonado al lado del cuerpo fallecido de su madre. Sin pensárselo demasiado, el demonio se lleva al bebé a su guarida, donde lo cría con esmero para que se convierta en un joven espléndido, fuerte, culto y de perfectos modales. Cuando este crece llega el día en el que el demonio debe invitarle a partir, aunque eso signifique que él descubra quién es ella y por qué fue maldecida con el cuerpo de una bestia.

Estúpido demonio es otra de esas obras preciosas que nos hablan de la capacidad de perdonar y de perdonarse de corazón. En ella veremos varios elementos típicos de la época Nara o Edo en Japón como es el irezumi kei (入墨刑) o la práctica de tatuar en brazos, frente y tobillos de los criminales para que fueran reconocidos por toda la sociedad. Conforme avanzamos a lo largo de la historia, veremos cómo es la verdadera forma de la Bestia: una mujer que cometió un crimen imperdonable y que solo encontrará la paz a través de la aceptación de lo que hizo y el perdón de su propio hijo.

Cabe señalar que Estúpido demonio está inspirado en un popular cuento japonés llamado La historia de Kintaro (金太郎) donde un niño crece en las montañas bajo el cuidado de una mujer oni llamada Yama-uba.

A pesar de todo, tenías un buen corazón

La tercera historia de este tomo único nos acompaña hasta el interior de un invernadero, donde Ai, una niña, espera a que el centauro que su padre cultivó en una probeta se despierte. Yu, el centauro, se encuentra perdido en el mundo y debe aprenderlo todo desde la base: quién es él, cómo llegó hasta ahí y qué significa realmente la bondad que siente en su corazón. ¿Es real o es solo producto de la biología que crearon para él?

A pesar de todo, tenías buen corazón es una historia extraña y maravillosa al mismo tiempo. A diferencia de las dos anteriores, en este relato nos alejamos de la mitología japonesa para retratar a un centauro: propio de la mitología griega. En ese sentido, el autor del manga se apoya de la naturaleza impulsiva de los centauros para contraponerlo con la imagen de Yu: un ser de una sensibilidad e inteligencia suprema que, como en todas las creaciones artificiales (pj. Ghost in the Shell), llega a realizarse preguntas sobre el propósito de su propia existencia. No es la primera vez que vemos un centauro de gran inteligencia dado a la filosofía (recordemos a Quirón, el maestro de Aquiles).

Jill

Jill es una preciosa historia de un joven taxidermista apasionado por unir los cadáveres de diferentes animales para crear quimeras extrañas. Incomprendido por las mujeres del orfanato, el chico es adoptado por un experto hibriólogo que rápidamente pule sus habilidades y le encomienda un reto final con el que financiar sus estudios: crear un hipogrifo falso tan bueno que parezca de verdad. Pronto el joven taxidermista se encuentra en un dilema moral cuando encuentra un polluelo de hipogrifo en el bosque necesitado de su protección. Tiene en su mano la posibilidad de hacer a su maestro famoso y asegurarse el futuro, pero, ¿a qué precio?

Jill se inspira en hechos reales desconocidos para el público general para su encomiable setting. Por un lado, el autor de nuevo toma una figura mitológica de otro país (en este caso los hipogrifos son creaciones literarias y su primera aparición conocida es en el poema épico italiano "Orlando Furioso", escrito por Ludovico Ariosto en el siglo XVI). Sin embargo, el marco de la práctica de la taxidermia de quimeras se basa en una práctica extraña y conocida en centro Europa durante el Renacimiento y la época victoriana donde se cosían diferentes partes de animales y se exhibían en los gabinetes de curiosidades. Un ejemplo real y famoso de una quimera taxidérmica es el *Fiji Mermaid* (Sirena de Fiji), que fue una atracción popular en los espectáculos de P.T. Barnum en el siglo XIX. La "Sirena de Fiji" era en realidad la parte superior de un mono cosida al cuerpo inferior de un pez. La historia de Jill le da un vuelco a todo este morboso entretenimiento y a este arte ya perdido para mostrarnos cómo a veces nuestros instintos más primarios de protección se sobreponen a cualquier cosa.

Mil veranos y sueños

El último relato, Mil veranos y sueños, es quizás uno de los más conmovedores. Este nos cuenta la historia de una joven que regresa con su madre al campo tras el fallecimiento de su padre en un accidente de tráfico. La adolescente no perdona a su padre por haberla dejado sola hasta tal punto que este se le aparece en sueños por la noche y le jura que se quedará a su lado protegiéndola. Sin embargo, a veces las cosas no son lo que nos esforzamos por creer.

Mil veranos y sueños, con una narrativa delicada y preciosa que recuerda a las películas de Makoto Shinkai en las que las divinidades se cruzan por nuestro subconsciente y se involucran en nuestras vidas. En este caso, el autor ha optado por mostrar a un ******************kitsune como una entidad malévola. Hay que tener en cuenta en general que aunque en este caso el kitsune sea irracionalmente malévolo, estas criaturas en la mitología japonesa a menudo son amantes, compañeros traviesos, símbolos de sabiduría y poder y que solo ejercen el mal para vengarse de aquellos que los ha agraviado personalmente.

A pesar de ello la historia no puede ser más bonita y conecta perfectamente con las ideas sintoístas japonesas.

Sobre el estilo del dibujo y la narrativa en Mil veranos y sueños

El arte en "Mil Veranos y Sueños" es, sin lugar a dudas, uno de sus pilares más destacables. La atención meticulosa al detalle que Kujiraba presta a los fondos es sencillamente impresionante, con naturalezas retratadas con tal precisión que casi puedes oír el murmullo de los arroyos y sentir la brisa entre los árboles. Los paisajes son una celebración visual que captura el espíritu sereno y majestuoso del mundo sintoísta y que se convierten, como en una película de Ghibli, en un personaje más en la narrativa.

Kujiraba consigue retratar magníficamente bien a las bestias y dioses incluso al enfrentarse a su compleja anatomía en movimiento. Así, las criaturas parecen cobrar vida ante nuestros ojos, y cada trazo comunica su fuerza y carácter. Aunque la narrativa es, en general, fluida y fácil de seguir, hay momentos en que la historia da saltos que pueden requerir una segunda lectura para absorber completamente la profundidad de lo que se está presentando. Sin embargo, estos momentos no entorpecen demasiado la lectura de la historia y no deslucen en absoluto la preicosa atmósfera que se logra con cada uno de los relatos.