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Lo que mas miedo te dé, opinión de un cómic sobre el trastorno de ansiedad

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Azul y rojo. Esos son los dos únicos colores que procesa el catalizador de emociones de una persona ansiosa. Azul cuando todo está en una brumosa, depresiva y agotada calma tras un ataque inadvertido y no provocado que enciende todas nuestras alarmas y alertas.

Y así es como Ángel Abellán y Luis Armand han decidido construir su cómic.

Lo que más miedo te dé es una obra que incide poderosamente en el tema de la salud mental y que pone de manifiesto de una forma gráfica y dolorosamente cercana el trastorno ansioso. En él, Tonyo, un joven con un trastorno de ansiedad generalizada, intenta salir adelante y relacionarse de forma normal con su nueva novia y su mejor amigo, arrastrando tras de sí la culpa de una discusión que mantuvo durante su niñez y que hijo que su amiga de la infancia perdiera la pierna derecha.

La lectura del cómic gana en intensidad cuando llegas al epílogo y se te revela una dolorosa verdad que todos los que conocemos, aunque sea digitalmente, a Ángel Abellán ya nos imaginábamos: que la obra es un fiel reflejo de la vida del guionista.

El juez en perpetua charla: la conversación que no cesa.

Si algo se caracterizan las personas con un trastorno ansioso es precisamente por su tendencia a pensar obsesivamente las cosas. A través de un doloroso flashback que nos pone de sobreaviso sobre del detonante en la enfermerdad mental que afecta a Tonyo, el protagonista de Lo que más miedo te dé, se te presenta de una foma increíblemente inteligente la obsesiva capacidad para darle mil vueltas a lo mismo de un trastorno ansioso. De esta forma, humaniza a esta segunda voz que muy acertadamente Miguel Ángel Ruíz Macías llamó “El juez” en su popularísima obra de autoayuda Los cuatro acuerdos. El juez, aquí representado como un hombre cruel y calvo, no avasalla con ideas autodestructivas a Tonyo, sino que de una forma muy inteligente, lo va guiando en una dirección lesiva y paralizante. Tonyo quiere romper el ciclo, dejar de escuchar a esta voz y como tal, suplica, desesperado, que esta “charla” se interrumpa desde las primeras viñetas. Pero el cerebro, y en especial uno acostumbrado a vivir en survival mode no atiende a razones. Frente a su ruego, el juez se burla. La charla continúa.

TODO
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Aquí es donde te das cuenta de la brillantez del guion y de lo mucho que Luis Armand y Ángel Abellán han tenido que trabajar para representar de una forma tan clara y dolorosamente cercana cómo es la vida de una persona con un trastorno de ansiedad.

Un pasado de huída, un presente paralizante

Lo que más miedo te dé sienta las bases de la historia y del trastorno alrededor del cual gira todo el guion en una inocente partida de Monopoly: cuando Tonyo tiene un berrinche infantil y provoca que su amiga se vaya llorando y sufra un accidente es exactamente cuando la semilla de la ansiedad empieza a brotar en su interior. Las viñetas en las que aparece el pequeño, encerrado en el garaje de su casa mientras una voz le repite que no mire para que no procese el horror que hay al otro lado, se perciben en la mente de cualquier lector que ha pasado por situaciones traumáticas en su infancia con un sabor dolorosamente similar: salado y metalizado como el cloro que te inunda la nariz al hundirte en tu primera piscina.

A partir de este momento los autores realizan un juego subversivo en el que te explican cómo huir de los conflictos y de los problemas alimenta a este juez interior y da poder a su voz, convirtiéndote poco a poco en alguien inestable y débil frente a la ansiedad y los conflictos. La novela gráfica, alimentada bajo los pilares de la realidad, no decora ni maquilla lo que es vivir con el trastorno. De esta forma, veremos el lado más egoísta de una persona con una enfermedad de este tipo. Tonyo, obsesionado con su realidad paralizante, problemas y miedos y su hipocondría, es absolutamente incapaz de comportarse como una persona generosa y empática con la gente que le rodea.

Aquellos lectores que nunca se han encontrado sumergidos en una depresión o un trastorno similar se sentirán frustrados al ver cómo el protagonista del cómic está tan ciego que es incapaz de ver que su familia y sus amigos, aquellos que están incondicionalmente a su lado después de años de sufrimiento, lo necesitan. Lo que más miedo te dé destapa de una forma brutal el egoísmo inherente de las personas enfermas que son incapaces no solo de buscar un tratamiento (ya que su cuerpo y su mente creen que es “normal” sentirse de esa manera), sino que además hacen cargar a la gente que tienen más cerca con sus continuos quebraderos de cabeza.

La ansiedad generada por nuestras propias expectativas

Lo que más miedo te dé realiza al mismo tiempo una inteligente separación entre los dos focos de ansiedad, haciendo que el lector pueda verse fácilmente identificado con cualquiera de los dos. Por un lado se encuentra la de Tonyo, obsesionada con que algo malo pasará porque su experiencia (y su juez mental) así se lo han indicado. Sin embargo, la presencia de Marié es la guinda de este pastel mantel.

TODO
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Marié, la nueva novia de Tonyo, comprensiva ante sus achaques y preocupaciones, es uno de los personajes más interesantes del cómic precisamente por la forma en la que vemos la ansiedad autogenerada que gira a su alrededor. Obsesionada con mejorar su vida y conseguir cumplir esos objetivos que se predican en todas las redes sociales y revistas para “mejorarte a ti misma”, Marié se crea una y otra vez listas interminables de tareas que es incapaz de cumplir. Así, poniendo un estándar mucho más elevado del que realmente su salud mental puede soportar y comparándose perpetuamente con sus amigas, Marié alimenta cada vez más a la triada de enfermedades mentales que se retroalimenta: la ansiedad, la depresión y la falta de autoestima.

Su realidad es mucho más afín con la de la generación millenial, obsesionada por conseguir marcar los checks de lo que “deberíamos” hacer y ser para obtener finalmente el “grado en felicidad”. Condicionados desde pequeños a que solo las personas que se esfuerzan mucho y logran ciertas cosas merecen poder descansar.

Sobre el color y el dibujo en Lo que más miedo te dé

Luis Armand está a cargo del apartado artístico y lo hace con un estilo mucho más próximo al webcómic y al cartoon de lo que uno se habría podido esperar teniendo en cuenta el contexto de la historia.

En la obra gráfica de Armand, el uso del color juega un papel importante en la narrativa de la historia: los tonos fríos y azules aplastan la realidad y la desprovisten de un color animado, demostrándonos que el mundo fuera de la cabeza de Tonyo y de los personajes carece de luz y de razones por las que vivir. Sin embargo, dentro de su cabeza se desata el infierno que representa su enfermedad mental.

El dibujo se basa en un estilo geométrico con caracterizado por líneas marcadas y limpias y un tono pausado a la hora de mostrar la evolución en los sentimientos y emociones de los personajes y los diferentes planos. En ese sentido, Armand destaca a la hora de caracterizar y diferenciar a los personajes, haciéndolos reconocibles incluso en los detalles más pequeños y empleando tramas de puntitos y colores para completar el interior de las escenas.

TODO
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El dibujante juega con los personajes y la disposición de las viñetas para hacer más interesante la trama, pero personalmente eché en falta el detalle en el diseño de escenarios que sí se aprecia dentro de la habitación y la rutina de Marié. Asímismo, el dibujo es quizás demasiado rígido por momentos y aunque en ciertos momentos el dibujante se arriesga y consigue lo que se propone con profundas perspectivas para representar al juez, en el grueso del cómic se echa en falta una mayor variedad en la orientación de la cámara y el dibujo.

A pesar de ello, está claro que el dibujo funciona como conjunto y cuenta con apartados realmente geniales, como el uso del color detallado anteriormente.

Mi opinión sobre Lo que más miedo te dé

Lo que más miedo te dé se suma a esos cómics como Cuéntalo de Emily Carroll y Laurie Halse Anderson (La Cúpula) que tratan sobre experiencias traumáticas desde una perspectiva basada en la salud mental. El cómic, con sus virtudes y sus defectos, es capaz de transmitir de una forma muy plástica y cercana los problemas generados por el trastorno de ansiedad. Su uso del color, la manera en la que los personajes van evolucionando y la forma tan magistral que tiene de tratar el trastorno en una narrativa perfectamente abierta y cerrada al final de sus páginas hacen que el cómic ya sea recomendable para leer.

Sin embargo, por experiencia personal tengo un mensaje para todos aquellos que se encuentren en la misma situación que Tonyo: haz exactamente eso. Haz siempre lo que más miedo te dé. Esa es, según creo, la mejor forma de callar para siempre al juez de tu cabeza.

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