Argumento de Las princesas olvidadas
Las princesas olvidadas nos introduce en la vida de siete mujeres que viven una mentira. A todas se les prometió que su príncipe azul llegaría y las salvaría pero a la hora de la verdad esto no es así. Cada una ellas tiene una oscura historia que contar y secretos que han guardado de sus amigas de toda la vida. De pronto, el infortunado fallecimiento de una de las chicas del grupo las hace reunirse de nuevo para hablar, y aprovecharán ese momento para desahogarse y contarles todo lo que estaban ocultando.
Sobre Antonio Tomasio, autor de Las princesas olvidadas
Antonio Tomasio es un economista nativo de Perú con una increíble actividad prolífica en el mundo de la escritura. Con un MBA en Administración de Empresas y Doctorando en Turismo, Antonio se define como una persona con ganas de vivir y de aprender. Domina el castellano, el inglés y el alemán y debido precisamente a su carrera, ha viajado por más de cuarenta países. Entre sus obras están Wayra de los Andes (2016), Uno (yo) (2016), Mi hijo, mi maestro (2016), Cuentos De la A a la Z (2016) y su última obra, Las princesas olvidadas.
Análisis de Las princesas olvidadas
Las princesas olvidadas es un libro ligero y rápido que a su vez está plagado de situaciones agresivas y desgarradoras que harán que te aferres con brutalidad a sus tapas y ansíes saber más. El libro nos pone en el punto de vista de siete mujeres que solían ser amigas pero que han perdido por completo el contacto las unas con las otras. Cada una de ellas guarda un terrible secreto que nos irá desvelando en una serie de capítulos cortos, directos y concisos que no se andan por las ramas a la hora de introducirnos en los terribles eventos que rodean sus vidas.
A través de los diferentes capítulos de este drama, acompañaremos a un grupo de mujeres terriblemente diferentes entre ellas. Mónica es una mujer a la que no le gusta cuidarse y que solo piensa en su trabajo mientras que Sabrina está convencida de que la única forma que tiene de ser feliz es atrapar a un hombre que la quiera realizándose retoques y cirugía estética. Algunas de ellas han pasado por situaciones similares como la aparición de hombres maltratadores o las violaciones, pero cada una tiene una manera de reaccionar. Esta variedad de caracteres y personalidades se hacen más patentes al comienzo del libro en el que Antonio Tomasio va introduciendo una a una a las diferentes mujeres.
El fuerte ritmo de vida de estas mujeres , sumado a sus situaciones desgarradas y desesperadas no quita que todas ellas se sientan realmente como princesas: desde Amparo hasta Sabrina, las mujeres de este libro esperaban el momento en el que su príncipe prometido las salvase de todo lo malo que les pudiera suceder allí fuera. Como niñas se creyeron los cuentos de hadas y a la hora de la verdad descubrieron que tenían que hacerle frente a una realidad abrupta, donde tu marido puede convertirse en un predador sexual y un maltratador; donde encuentras el amor en el lugar menos esperado o donde acabas sintiéndote culpable por haber sido violada una noche en la que estabas indefensa.
Y a pesar de ello, a pesar de haber sido víctimas de las situaciones más inimaginables y de los crímenes más terribles, su síndrome de princesas prevalece. Lo primero que hacen cuando se ven es juzgarse las unas a las otras, mirarse de pies a cabeza para saber en qué puesto están dentro del grupo y sobrevivir a un escrutinio y una competición en la que todas son cómplices y víctimas al mismo tiempo: desde Sabrina, la joven que usa un modelador que la estrangula para aparentar ser más delgada hasta María del Carmen, que aparentemente lo tiene todo pero que no olvida ponerse sus anillos olvidados de compromiso y de celebración de las bodas de plata para que sus amigas no se pregunten por el estado de su matrimonio.
Las princesas olvidadas mantiene un tono ligero y directo que hace que la obra sea rápida de leer, pero eso no quiere decir ni por un segundo que se trate de una obra banal. Antonio Tomasio no teme enseñarnos las escenas más brutales y escabrosas que rodean la vida de estas mujeres fracasadas con completo de princesa. De maridos maltratadores a novios violadores a los que se les llena la boca con la palabra “amor” y que luego realizan todo tipo de acciones violentas y repugnantes que, por desgracia, hoy en día quedan impunes.
José salió de la ducha y entró en la habitación, desnudo y chorreando agua. Agarraba su miembro con una mano y lo frotaba con fuerza. La grotesca barriga que ahora lucía le había arrebatado el atractivo de hacía unos años, cuando ella se sentía inclinada a quererlo. La llamó sin ningún miramiento. Casi le gritó. Amparo no tuvo más remedio que darse la vuelta para mirarlo.
– Te vas a hacer una paja – dijo, todavía somnolienta, cuando contempló la escena.
– Ven – ordenó – ¡Chúpamela!
[…]
– Voy a terminar sobre ti – dijo con un rastro de resentimiento en la voz -. Esa es la mejor ducha que nunca habrás tenido.
Por primera vez, tenemos que hablar desfavorablemente de la edición: a las tapas de Caligrama les falta peso y grosor y las hojas se doblan con extremada facilidad. El libro, después de un par de horas de lectura, acaba muy deslucido, lo cual es toda una pena.
Nuestra opinión sobre Las princesas olvidadas
Sería injusto decir que Las princesas olvidadas es un libro propenso a ser olvidado. Hay algo triste, desgarrador y al mismo tiempo adictivo en la forma de narrar de Antonio Tomasio. No teme ser soez y culto al mismo tiempo, mostrarnos una violación en el asiento trasero de un coche, adolescente que aspira el olor de las bragas de la joven incluido, con una selección de música clásica o los cócteles favoritos de los diferentes escritores.
Siempre he defendido que cuando se cita a una pieza musical en un libro, tienes que ponerla mientras estás leyendo. Así que por varias horas estuve al lado de Amparo, sentada en un piano, con Chopin de fondo, esperando a que los problemas y las esperanzas vanas aferradas a hilos de costura quebradizos desaparecieran para siempre, reafirmándote como mujer. Y eso me hace preguntarme cuánto de feminismo hay en Las princesas olvidadas. El simple concepto de la princesa que espera que un hombre le salve se aleja mucho de las ideas de una fémina independiente con poder, pero quizás precisamente este libro es el viaje de cada una de estas princesas hacia la revolución interior, hacia la liberación de lo que se esperaba de ellas, hacia el autodescubrimiento de su propia valía como personas.
La fría María del Carmen se atreve a permitir que alguien la ame por primera vez en mucho tiempo; Sabrina sale por fin de su casa y le planta cara a sus problemas; Isabel vuelve a ver a su madre con la que no se hablaba; Amparo rompe con José, su abusivo marido, y una larga lista de etcéteras. Como en la vida real, sólo una causa tan fuerte e inevitable como la muerte de una amiga hace que todas dejen de lado sus vidas egoístas, centradas en ellas mismas, y accedan volver a verse. Todas a una, en una exhibición de poder y autoafirmación porque ninguna quiere dejarse a sí misma en evidencia.
Y sin embargo, hay pequeños detalles que me hacen plantearme si realmente estas mujeres han dejado de ser “niñas“: en el hotel, como canción final, Amparo interpreta la canción So Long, Farewell de la película The sound of music, al que muchos conoceréis por ser la canción de buenas noches de la película de Disney Sonrisas y lágrimas, una pieza de enorme carga infantil. Inmediatamente después, a pesar de que se ha decidido a dejar a su marido José y volverse independiente, se ilusiona porque un hombre la ha invitado a unas copas y quiere conocerla mejor, cayendo de nuevo en los viejos hábitos de los que quería despegarse.
Tal y como os contábamos, Antonio Tomasio ya ha escrito varias obras sobre el crecimiento personal, y en este libro no se queda atrás. En cierto momento, María del Carmen comparte la diferencia de pensamiento que hay entre su generación y la de su hija, las cual no quiere depender de su pareja para poder vivir de forma digna. En ese instante, Antonio Tomasio salta al interior de nuestro pasado, recreando una discusión que muchas mujeres han tenido con su madre acerca de lo que esperan de la vida.
Es cierto que en algunos momentos nos dio la sensación de que podría haber profundizado más: por ejemplo, en el interrogatorio de Amparo cuando va a pedir el divorcio, simplemente nos comentan que le hacen “difíciles preguntas” pero no nos muestran cuáles son. Al comentarnos varias veces la naturaleza tan dura, engañosa y cruel del interrogatorio, no nos queda otra que lamentarnos por no haber podido ver estas preguntas trampa y poder decidir por nosotras mismas si Amparo se defiende bien o mal.
– Retomemos, ¿dónde estábamos? ¡Ah!, sí, ya me acuerdo.- Y volvió a repetir la última pregunta antes de que saliera Amparo.
Ahora se sentía más confiada, pero no por ello bajó la guardia. Seguía atenta y segura de lo que contestaba. Fueron unas preguntas más. En algunas ocasiones, se detenía para pensar y estructurar sus respuestas para no dejar nada en el aire y evitar malas interpretaciones.
– Una última pregunta – dijo el abogado – y con ello terminados.
Su respuesta fue en sí la más larga que había dado y tuvo que detenerse varias veces para poder organizarla y que fuera completa.
Tal y como vemos en la cita, nos da pena que nos describan cómo fueron las respuestas en sí sin entrar en el quid de la cuestión. También el momento del desenlace del libro se nos hizo en ciertos momentos un poco repetitivo cuando cada una de las princesas repiten sus historias al resto de sus amigas sin añadir ningún detalle extra que podría mantenernos enganchados en la lectura.
La increíble y directa forma de narrar los hechos de Antonio Tomasio queda completamente patente a lo largo de las páginas. Quizás al principio de la novela sí que vi los diálogos algo forzados, como si se tratara de una obra de teatro o un monólogo entre dos personas más que una conversación. Este problema se resuelve rápidamente al avanzar en la novela, encontrándonos con una conversación más fluida entre las mujeres mientras toman café, hablan acerca de banalidades o simplemente, siguen adelante con sus vidas.
Por último, he de hablar de algo que me rechinó particularme y es la fijación que tienen todas y cada una de las mujeres con su cuerpo, ya sea de forma positiva o negativa. Desde Susana, que decide engordar sin parar hasta Sabrina, Patricia, Amparo o incluso Isabel. La elección de las palabras para describir sus atributos es a veces demasiado explícita y extraña cuando estamos en el interior de la psique de estas mujeres y dan la sensación de que más bien es una descripción que podrían hacer dos hombres para referirse a su último ligue:
Era alta, espigada, de piernas largas y bien formadas. Eran tan largas que algunos maledicentes aseguraban que empezaban en sus hombros, aunque en realidad terminaban en un sólido y escultural trasero. Sus espectaculares senos armonizaban con los restos de su atlética apariencia, de dimensiones generosas, tersos y altos. Los que la conocían bromeaban que cuando ingresaba en una habitación, lo primero eran sus senos y después de unos minutos entraba ella.
Sobre Sabrina.
Conclusión de Las princesas olvidadas
Antonio Tomasio ha creado una obra potente y desgarradora que engancha con las historias truculentas de 7 mujeres que poco a poco nos muestran su secreto y su pasado. Es una obra compleja y difícil de analizar en el que la amistad tiene tintes de envidia, la madurez se mezcla con canciones infantiles y el amor prometido siempre esconde otra cara. Un libro muy interesante para aquellos que amen los dramas y las historias de superación y autodescubrimiento.
Gracias a Georgia de @promocionLibros por habernos descubierto este libro.
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