Agosto de 1946, Eleanor Pretzel, una joven de familia acomodada, recibe en herencia la valiosa biblioteca de su difunta tía, además de una carta póstuma, en la que se le confía el cuidado y conservación de un antiguo códice medieval, cuyo interior revela secretos que en manos equivocadas podría llevar al desastre. Es cuando aparece un caballero inglés, interesado en la compra de la biblioteca y en concreto de ese ejemplar. Así pues, Eleanor, junto con sus dos amigos Karl Jegger, precoz aventurero, y Ludovic LaFosse, joven profesor de la Universidad de Basilea, comenzarán un viaje para evitar que este misterioso caballero inglés se haga con el preciado códice y desempolve los peligros que trae consigo en su búsqueda por verificar si la leyenda de la Torre Errante es cierta.
Sobre la historia y los personajes de La Torre Errante
La Torre Errante es una novela de aventuras, que sin duda hará las delicias de los lectores amantes de este género.
Hemos de recordar que esta novela es la segunda aventura de Karl Jegger, al que ya conocimos en una anterior novela, por lo que los personajes principales ya son conocidos para los seguidores de las aventuras del joven suizo.
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En mi caso, este era el primer contacto con la novela y quizá, por ello, no he sentido que terminase de conocer a los personajes en su totalidad, solo ciertos matices con los que podemos imaginarnos como serán. Así pues, reconocemos en Eleanor Pretzel a una mujer joven avanzada en su tiempo, con un carácter indómito y aventurero, que no duda en unirse a las andanzas de su buen amigo Karl, ya que a ambos parece entusiasmarles la fantasía que rodea a los sucesos que les ocurren.
Por otro lado, tenemos a Karl: un joven arqueólogo al que le apasiona la historia con cierta inclinación a meterse en líos de los que logra salir airoso gracias a su ingenio. Podríamos identificarlo como un nuevo Indiana Jones. O al menos a mí me ha hecho revivir las andanzas del mítico arqueólogo y héroe aventurero, que se emocionaba ante los hallazgos que sabía que podía encontrar.
Volvió a hojear las páginas del libro, una y otra vez. Al cabo de un rato de análisis infructuoso, una idea pareció cruzar la mente de Karl. Miró a Eleanor con un brillo en los ojos que parecía dar a entender que se hallaba cerca de la solución.
- Siete números… siete letras.
- ¿Letras? – Eleanor estaba desorientada. Karl, mientras tanto, volvió a llevar la mirada al libro. Parecía súbitamente excitado.
Y cerrando este pequeño grupo tan dispar, encontramos a Ludovic Lafosse, un joven profesor de la universidad de Basilea, experto en libros antiguos. Se nos presenta como un francés un tanto estirado, hombre racional que no ve con muy buenos ojos que Eleanor se deje llevar por los impulsos, según el señor Lafosse, irracionales de Karl.
La relación entre Ludovic y Karl es divertida, pues ambos “pelean” por la atención de Eleanor, aunque claramente, ella solo tiene sentimientos para su fiel amigo Jegger.
Karl sabía que el padre de Eleanor lo consideraba un joven alocado, muy a pesar de pertenecer a un familia de reputado nombre y aún mayor cartera. Archivald no estaba por la labor de permitir que su hija siguiera los pasos y correrías por el mundo de aquel joven impetuoso e irresponsable. Está era, en parte, la razón por la cual Karl y Eleanor habían preferido mantener una relación de amistad, si bien era evidente que ambos compartían otro tipo de sentimientos.
Así pues, nuestros tres amigos se embarcan en una nueva aventura que les llevará en busca de la famosa Torre Errante, la torre que camina entre dos mundos. Y como no podía ser menos en una novela de aventuras como la que nos trae Roberto P. Marcos, también encontraremos al villano de esta historia, al que sin duda cogeremos manía desde prácticamente su comienzo. Y a un sinfín de personajes que nos sorprenderán a medida que vayamos avanzando en la lectura y que provoquen giros en la historia que no esperábamos y que conllevan que el lector se enganche y quiera averiguar qué va a suceder.
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Mi opinión de La Torre Errante
Roberto P. Marcos, el autor de esta novela, tiene la capacidad de trasladarnos hasta las Highlands, hasta casi respirar el mismo aire que respiran los personajes de esta historia.
Debo reconocer que no soy una gran aficionada al género de aventuras, pero esta novela me ha entretenido mucho. Sí que es cierto que en ocasiones las detalladas descripciones que te puedes encontrar se me han hecho algo pesadas, ralentizando el ritmo de la lectura. Pero en una novela de características históricas, creo que son más que necesarias, y sin duda en esta, cumplen con su cometido, detallando minuciosamente cada escena que aparece en el relato, dotándolo de un realismo que hace que nos sumerjamos en la lectura visionando lo que los protagonistas están viendo en ese momento e integrándonos en la historia como si fuésemos uno más.
Karl contemplaba con aire adormecido los bosques y lagos que se extendían todo en torno, aquellos campos de verde intenso salpicados por casas de madera y graneros de característico color rojo, los cuales eran bañados por una suave lluvia veraniega. Tras los cristales moteados por innumerables gotas de agua, un cielo nuboso del color del acero se extendía uniforme en todas direcciones, cubriendo el territorio con su mullido manto.
La novela está narrada en tercera persona, lo que en mi caso en particular (ya que suelo leer novelas de romance en primera persona) ha provocado que no me sienta al cien por cien identificada con los personajes, pero a pesar de ello la he disfrutando, viviendo como una más las aventuras por las que pasarán los personajes en tierras escocesas.
Un final novedoso e inesperado
Y no puedo acabar la reseña sin comentar el final ya que me ha dejado totalmente boquiabierta y con ganas de más. Sin contaros demasiado para no incurrir en spoilers, quiero deciros que es totalmente inesperado y no porque la historia quede inconclusa, sino porque da pie a más aventuras.
Sin duda, una novela recomendable que me ha sorprendido, donde he conocido a un autor con una facilidad innata para atrapar al lector con su cuidada escritura. No dudéis en entrar a formar parte de las aventuras de Karl Jegger porque seguro que os sorprenderá.
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