La lluvia sabe por qué es desgarrador y muy necesario

Argumento de La lluvia sabe por qué

Hace cuatro años que Antonio no ve a su madre. Ella está en Madrid, trabajando por construir un futuro mejor para los dos y obligando a Antonio a vivir en la casa de sus tíos donde sufre continuamente maltrato físico y psicológico.

Lucía creía que esa era una inofensiva fiesta de pijamas con sus amigas. Pero de pronto una de ellas le sacó una fotografía desnuda y se la mandó a un chico del instituto. De la noche a la mañana, la vida de Lucía se cae a pedazos.

Antonio y Lucía tienen algo en común, aunque no se conocen: los dos están increíblemente solos en el mundo. Y parece que sobre los dos se ha asentado una perpetua nube de lluvia.

Análisis de La lluvia sabe por qué

La lluvia sabe por qué es una novela ligera, fresca y con una enorme profundidad argumental. No es de extrañar que María Fernanda Heredia genere una prosa tan fácil de leer y al mismo tiempo con tanto significado, ya que es una autora muy reconocida con más de treinta libros publicados.

La lluvia sabe por qué forma parte del sello Loqueleo Santillana y es sin lugar a dudas un libro perfecto para una lectura en la ESO y en Bachillerato: los acontecimientos que narra son interesantes, atractivos y al mismo tiempo crea personajes enormemente creíbles en un corto espacio de páginas.

Lucía, abandonada por todas sus amigas, sufre sobre sus hombros el peso de la culpabilidad heredada de una sociedad machista donde es más fácil culpar a la víctima que a los culpables. A pesar de estar completamente bloqueada por la culpa, es en las reacciones del resto de los estudiantes donde vemos precisamente el sufrimiento por el que está pasando. De esta forma, María Fernanda utiliza el recurso de emplear a los compañeros, ex-amigos y a los familiares de Lucía como espejo para mostrarnos su auténtico pavor.

Por otro lado tenemos a la magnífica construcción de la familia de Leonardo y Antonio. La madre de Antonio, a la que nos presentan en las primeras páginas, marca la forma de comportarse y de orientar los problemas de su hijo desde el primer momento: no hay nada tan malo como para no poder superarlo; si te tiran a la piscina, mañana te apuntas a natación; convierte tu debilidad en fortaleza. Y esto marca la forma de comportarse del adolescente desde un primer momento.

El maltrato que muestran en la casa de Antonio es sutil y está magníficamente bien enlazado. Norberto: un escritor al que nadie lee que paga sus fracasos con su familia y que culpa a su sobrino de todas las desgracias del mundo. Norberto es siempre una presencia intranquilizadora, que enreda sus malas artes con buenas palabras y que no teme pasar a la violencia si es necesario. Pero la culpa no se queda en un único hombre miserable, sino que se va enredando a toda la familia: a Leo, que apoya de a su primo en silencio con miedo a su padre; y sobre todo en Beatriz, la tía, que es capaz de darle la vuelta a cualquier situación para que Norberto aparezca como una persona generosa y buena frente a los ojos de cualquiera.

Norberto hace todo lo posible para provocar que Antonio pierda los papeles de una vez por todas: desde insinuaciones sexuales son su madre hasta dar a entender que realmente Alba está trabajando de prostituta o en un club de striptease y que no vuelve a por su hijo porque no le dá la gana. El colofón de este maltrato llega cuando este decide quedarse el dinero de las clases del chico y cómo Beatriz lo justifica arremetiendo contra Alba por ser incapaz de mantener a su hijo.

En ambos casos hay un claro punto en común: la incapacidad de los adultos de ponerse en la piel de los adolescentes y de escuchar su versión de la historia. De esta forma, desamparados como están, ambos van cayendo en un pozo de depresión del que no encuentran salida.

Y en medio de todo esto está el taller de Delphine, la mujer hippy que, con su silencio, empieza a desenredar nudo a nudo su vida, empleando similitudes que ambos puedan entender y ayudándoles, llegando incluso a la caridad, a soportar el día a día.

Toda la novela emplea la contínua metáfora de la lluvia para representar el estado anímico de ambos jóvenes. Al principio la lluvia cae suave y a veces hasta tiene períodos en los que escampa, pero acaba llegando a desbordar las calles como los sentimientos de Lucía y de Antonio, limpiando con el agua todos los malos resentimientos.

La edición de La lluvia sabe por qué es a lo que nos tiene acostumbrados Loqueleo Santillana: tapas blandas pero de un gramaje superior, tapa satinada, ala a un lado del libro y, cómo no, unas páginas de gran peso y calidad con una edición simplemente espectacular. Y, por supuesto, el final acostumbrado de Loqueleo con su mensaje emotivo que te llegará al corazón.

Nuestra opinión sobre La lluvia sabe por qué.

Si eres adolescente probablemente sabes lo que se siente, y si por el contrario ya has entrado en la época adulta sin duda lo recordarás: la sensación de estar solo en un mundo que no te comprende nada en absoluto. Antonio y Lucía son magníficos ejemplos de cómo los adultos, por la incapacidad de sentarse a escuchar la versión de los que consideran niños, son capaces de hacer mucho daño.

Un daño que empieza y se alimenta con el silencio cómplice. El silencio con el que Alba y Antonio evitan contarse las malas rachas de su vida para no preocupar al otro en la distancia; o el silencio con el que Lucía asume la situación en su colegio sin defenderse. Un silencio cómplice que enquista los sentimientos de ambos jóvenes por dentro y hacen que, por muy poco, pierdan la oportunidad de permitir que gente buena les ayude y les salve.

La lluvia sabe por qué es una obra sin lugar a dudas mágica y difícil de catalogar. Sus páginas huelen a lluvia, a lágrimas y a piscina. A ese llanto descontrolado que te pilla a veces y que no sabes muy bien de dónde viene, a una tarde fría debajo de una manta en el sofá. En muy pocas páginas y con capítulos cortitos y al mismo tiempo muy profundos, La lluvia sabe por qué es capaz de transmitirnos muchas sensaciones de forma simultánea.

El hecho de estar solos, de estar desprotegidos, de encontrarnos en mitad de una ciudad, empapados hasta las cejas, y no tener ningún lugar al que regresar. Y a pesar de lo dura que puede llegar a ser continuamente la novela, siempre guarda un pequeño halo de optimismo en sus páginas que no sabemos muy bien de dónde sale, pero que está ahí.

Como el hecho de saber que la lluvia ahora mismo está arrasando con todo, pero que en algún momento escampará.

Ya lo hemos comentado en el análisis, pero, al igual que Arkadya, La lluvia sabe por qué es una novela publicada por una editorial centrada en libros juveniles que, sin embargo, son perfectamente aptos para adultos. El formato del libro está orientado a los adolescentes: capítulos cortos con una gran tipografía que no los desanime y los motive a seguir leyendo párrafo tras párrafo. Y a pesar de ser un libro orientado al público de ESO o Bachiller, no teme tratar temas como la extorsión sexual, el peligro de enviar fotografías desnuda/o o incluso el maltrato físico y psicológico.

Es un libro que, en general, encantará a cualquiera que le apetezca una lectura rápida, profunda e interesante, cargada de emociones y de situaciones tan reales, que cualquiera podrá empatizar con Lucía o con Antonio.