La centrocampista murió al amanecer es una brevísima novela negra inspirada en hechos reales en el que Antonio Castro-Guerrero nos introduce en la investigación de la muerte de una joven futbolista profesional. El libro, ganador del II Premio Carlos Matallanas de novela breve, está publicado bajo el sello Libros Cúpula de Planeta.
Argumento de La centrocampista murió al amanecer
En mitad de la noche, helado y con el trípode al hombro, un joven youtuber asciende por la escalera del estadio Vicente Calderón decidido a grabar los últimos días del icónico estadio antes de que este sea demolido. Pero en cuanto le da al botón de grabar, el chico se da cuenta de que se ha encontrado con el cuerpo de una joven debajo de una torre de iluminación.
Asustado por las consecuencias de haber allanado el recinto, decide llamar a la policía desde una cabina y dar aviso del encontronazo. Será en ese momento en el que la inspectora Sol Trocás y su compañera Gemma Silom se pondrán en movimiento para descubrir la verdad detrás de la muerte de Nadia. Cada una cuenta con sus propios problemas personales, pero serán capaces de dejarlos a un lado para conseguir resolver un caso que apesta a machismo.
Una novelita corta, ligera, devorable en una tarde.
La centrocampista murió al amanecer cuenta con apenas 150 páginas impresas en una edición de tapa blanda más que correcta. El ritmo de escritura de Antonio Castro-Guerrero es ágil y rápido, al más puro estilo contemporáneo que tanto le gusta a los lectores ocasionales.
Y es que desde el descubrimiento del cadáver de Nadia Coronado y la resolución del caso nos dará tiempo a conocer no solo a los sospechosos y los potenciales móviles de asesinato, sino también las inquietudes y manías personales de las investigadoras con toda la calma del mundo.
Una forma de destapar la horrible situación detrás del fútbol femenino
A pesar de que la obra se engloba dentro del género de la novela negra, la investigación de la muerte de la joven y el interrogatorio a los potenciales involucrados supone menos de un tercio del propio libro. De esta forma, la novela gira alrededor del día a día de una pareja de mujeres investigadoras y de la desigualdad en el mundo del fútbol femenino.
Gracias a los interrogatorios de las propias investigadoras, descubriremos una realidad oculta debajo de una gruesa capa publicitaria que crea un abismo entre el fútbol masculino y el femenino. Detrás de las clásicas excusas que se resguardan en el hecho de que el fútbol femenino no da tanto dinero como el masculino, nos encontraremos con una verdad simplemente devastadora que nos demuestra cómo los equipos profesionales de mujeres de primera y segunda división carecen de contratos y de convenios regularizados. Despidos improcedentes sin finiquito, ausencia total de vacaciones y la expulsión inmediata del equipo al quedarte embarazada son parte de una realidad todavía no normalizada ni visibilizada que el autor reflota con maestría al colocar en el punto de interés a una futbolista profesional asesinada.
Daba gusto verla conducir el balón siempre con la cabeza en alto para, en el momento idóneo, no perder la ocasión de servir un pase en profundidad. Era el eje de nuestro equipo y de paso la mejor mediocentro de la Liga, pero había rechazado ofertas para fichar por clubes con más presupuesto. De haber nacido hombre, el Real Madrid o el Barcelona habrían pagado una fortuna por contar con su extraordinaria visión de juego. Pero militaba en un equipo de fútbol femenino [...]
El libro expone de esta forma una situación de total indefensión y desigualdad para las mujeres que hoy en día sigue vigente en nuestro país. Así, a lo largo de la investigación, el autor aprovecha para mostrar las precarias instalaciones en las que juegan atletas de primera división, el desprecio de sus propios presidentes y entrenadores y hasta la forma con la que los sectores más conservadores de la sociedad rechazan esta profesión. El feminismo en la obra está presente por tanto no solo como denuncia por la muerte de la joven centrocampista sino también en la figura de la inspectora Sol, la cual busca la forma de ser madre sin ayuda a través de una clínica de fertilidad sin que le importen las críticas debido a su edad.
—Ya se lo dije yo, que iba a acabar como su madre, que irse sola a Madrid sería su perdición. Aunque estaba perdida desde que comenzó a jugar al fútbol. ¿Dónde se ha visto que las mujeres correteen en pantalones cortos enseñando las piernas ante miles de personas? No me irán a decir ustedes que eso está bonito.
Poco a poco, la investigación sobre la muerte de Nadia irá arrojando luz sobre las investigadoras sobre la precaria situación de las jugadoras de fútbol, llegando incluso a retratar en estas escasas 150 páginas una realidad escondida y tapada de la que no es consciente la mayor parte de la población.
—En nuestro contrato no se contemplan, por ejemplo, vacaciones o la posibilidad de ser madre. No es que estemos discriminadas con respecto a los hombres y ellos ganen mucho más dinero que nosotras, es que no tenemos reconocidos derechos laborales básicos. Por no tener no tenemos ni convenio. Lo que sufrió Nadia es lo normal en el fútbol femenino.
Nos ha quedado claro: Gemma tiene sobrepeso
La centrocampista que murió al amanecer es, en general, un libro entretenido y fácil de leer que podría gustarle perfectamente a cualquier aficionado al deporte o a la lectura. Sin embargo, no puedo saltarme este análisis sin recalcar que tiene una gran cantidad de contenido añadido sobre el día a día de las inspectoras. Siguiendo los tropos propios del género que nos presenta siempre a los investigadores como seres sociopáticos incapaces de conciliar su vida personal y profesional, el libro nos hará recorrer cada uno de los restaurantes y cafeterías por las que pasan las mujeres policía, relatándonos con todo tipo de detalle lo que comen en cada momento. Así, la obra nos relata escenas que al final no aportan nada a la trama y cuya única función es la de seguir a las inspectoras en su día a día como el momento en el que van a votar e introducen un poema de Juan Ramón Jiménez.
Los conflictos internos de cada una de las investigadoras ayudan a que empaticemos con ellas y nos sintamos más próximas tanto a Gema como a Sol.
Al mismo tiempo, Antonio Castro-Guerrero parece tener una auténtica obsesión con recordarnos continuamente a lo largo de la narración que Gemma, la inspectora de homicidios, tiene sobrepeso. Desde la presentación de la protagonista en la que se hace especial hincapié a su cuerpo hasta el final, el autor no pierde ningún momento ni diálogo para no recalcar de forma compulsiva que el cuerpo de Gemma no es normativo, comparándolo de paso con el de su compañera.
Se dirige a la sección dedicada a ropa femenina y necesita abrirse paso entre otras mujeres para coger una rebeca de punto cuyo amplio patrón le permitirá disimular la celulitis bajo sus brazos. No tiene tiempo de buscar un pantalón que haga lo mismo con sus cartucheras[...]
—Desde que llegué a casa, tengo el culo aplastado en el sillón y no parece la mejor forma de reducir la celulitis de mis cartucheras. Así que dame un buen motivo para moverme.
Este tipo de frases y diálogos que suenan tan poco naturales en la boca de una mujer se repiten en las conversaciones entre Sol y Gemma, intercalándose además con comentarios jocosos y bromas sobre la falta de encuentros sexuales de Gemma y su necesidad de, y cito literalmente, “echarse una alegría al cuerpo”.
Al final la sensación general que se te queda leyendo este tipo de comentarios es la de que el autor está imitando las clásicas conversaciones entre detectives de los años cincuenta sin tener en cuenta que el punto de vista en este caso es el de dos mujeres.
Esto, sumado a los interrogatorios no oficiales y los hackers sacados de la manga en el último momento hicieron que toda la parte detectivesca de la novela se tambaleara un poco. Sin embargo, está claro que La centrocampista murió al amanecer ha sido capaz de abrirme los ojos a un mundo de desigualdades e injusticias como es el fútbol femenino al que sin duda le vendría muy bien que la gente fuese consciente de la precaria situación en la que se encuentran estas mujeres.
Conclusión y opinión de La centrocampista murió al amanecer
El libro de Antonio Castro-Guerrero es una forma estupenda de introducirse en la lectura, especialmente si te gusta el fútbol, estás interesado en el panorama de la desigualdad del fútbol femenino o disfrutas de las historias clásicas de detectives. Tras leerlo y valorarlo con sus virtudes y defectos, la sensación general que te deja en el cuerpo es positiva. Y está claro que, tras haber conocido el horror de la situación del fútbol femenino, gracias a este libro nunca lo volveré a ver con los mismos ojos.
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