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NOTA: 10

Ella que llegó a ser el sol, opinión de una obra destinada a la grandeza

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Escritora consumada, concept artist en ciernes y adicta al trabajo. Do...


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Imágen destacada - Ella que llegó a ser el sol, opinión de una obra destinada a la grandeza

Qué absoluta y enriquecedora maravilla se esconde bajo la cubierta de Ella que llegó a ser el sol. Qué historia más fascinante y redonda en todos los sentidos.

Tras esta maravillosa y dorada portada se esconde una obra que reinventa la fascinante historia de Zhu Chongba, el primer emperador de la dinastía Míng. A través de la historia de una joven que crece sin nada y que ha de tomar por la fuerza un nuevo destino, Ella que llegó a ser el sol nos trae una historia que engancha desde la primera página, que no defrauda en su avance y que está repleta de temas candentes hoy en día y conflicto mezclado en la preciosa historia de una china invadida por el Yuan.

Ella que llegó a ser el sol, argumento de la novela

Ella no era nadie. No le esperaba nada. Mientras veía cómo su padre y su hermano devoraban los últimos restos de alimentos tras la enorme sequía que había asolado su pueblo desde hace años, la niña comprende que si no aprende a poner trampas en los caminos, si no decide alimentarse con los insectos de debajo de las rocas, no sobrevivirá.

Su mundo cambia de la noche a la mañana cuando un adivino augura para su hermano la mayor de las grandezas, y para ella la insignificancia que esconde la nada. Conforme pasan los días en la más pura miseria, la niña comprende que debe aprender a salir adelante, especialmente después de que un grupo de bandidos aparecieran en su choza y provocasen la muerte de toda su familia.

Decidida a sobrevivir, a la niña se le ocurre un terrible y arriesgado plan: hacerse pasar por su hermano, Zhu Chongba y vivir su vida escondiendo su verdadero género. Poco a poco, conforme la turbulenta China va protagonizando pequeños focos de rebelión a lo largo de todo su territorio, la pequeña niña reclama para sí el fallido destino de grandeza de su hermano y se obsesiona con conseguir lo que otros no lograron: pasar a la historia.

Un poco sobre el contexto histórico de Ella que llegó a ser el sol

Ella que llegó a ser el sol es un retellying de la vida del primer emperador Ming. Shelley Park-Chan , la autora detrás de esta obra top ventas, ha optado por cambiar sustancialmente la vida del famoso Zhu Chongba para hacer que este naciese, en realidad, un género femenino.

Si algo hemos de entender es que si bien la mayor parte de los personajes de Ella que llegó a ser el sol son ficticios o están inspirados (con sustanciales modificaciones sobre sus vidas) en personas reales, el contexto y el movimiento revolucionario chino contra los mongoles, así como el papel de los faroles rojos sí que fue real.

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Es 1345 y China se encuentra bajo el mando de la Dinastía Yuan, que había sido establecida por los mongoles en el siglo XIII. La dinastía Yuan había traído un gran aumento en la economía y el comercio, y la ciudad de Kaifeng, donde se encontraba la capital de la dinastía, se convirtió en un importante centro comercial y cultural. Sin embargo, la dinastía Yuan también enfrentaba problemas internos, incluyendo rebeliones y una creciente desigualdad económica. Bajo el gobierno del gran khan, los han’er (o chinos) se consideraban ciudadanos de segunda y sus aportaciones culturales, sociales y famosa burocracia interna se veía como una debilidad ante los ojos de los belicosos mongoles.

Tras años de diferentes sequías y plagas que mermaron el país e hicieron que los campesinos murieran de hambre y proliferaran las bandas de ladrones y asesinos, el control mongol sobre China comenzó a debilitarse, y varios movimientos basados en la resistencia chinas local empezaron surgir.

Entre ellos, y el que aparece en la novela con más fuerza, es el movimiento de los faroles rojos, también conocido como la Rebelión de los Faroles Rojos. El levantamiento fue liderado por Han descontentos con el gobierno mongol y la opresión económica y cultural a la que se veían sometidos y los líderes del movimiento usaron faroles rojos como símbolo de su rebelión.

El levantamiento comenzó en 1351 en la región de Zhejiang y se extendió rápidamente a otras partes de China. Los rebeldes lograron controlar varias ciudades y regiones, y llegaron a establecer un gobierno independiente en algunas áreas.

La rebelión de los faroles rojos es considerada uno de los mayores levantamientos populares en la historia de China y contribuyó a debilitar aún más la dinastía Yuan y a la caída de los mongoles como gobernantes de China.

El papel de la mujer en China durante la dinastía Yuan

Como ya podréis imaginaros, la posición de las mujeres en China era increíblemente desfavorable. Consideradas como segundas a los hombres y a menudo equiparadas con el valor de un animal de compañía, en 1345 las mujeres pobres solían trabajar en la agricultura y en los trabajos manuales y ocupaban, con mucho, la última posición a la hora de repartir el alimento de un hogar.

Tal y como vemos en Ella que llegó a ser el sol, la protagonista, que ni siquiera tiene un nombre al comienzo de la obra, demostrando lo prescindible que es para su familia, no solo debe proveer de alimento para su padre y hermano, sino que además solo le permiten comer los restos que se dejan y delegan en ella la mayor parte de los trabajos físicos. Shelley Park-Chan crea un contexto vívido en detalles e históricamente escalofriante al mostrarte la despiadada hambruna que asola el campo chino y cómo la creatividad a la hora de engañar al estómago se convierte en una necesidad y una ocupación para los supervivientes las veinticuatro horas al día.

Es 1345, y en la China del momento los han’er, prácticamente insectos bajo la óptica del gobierno mongol, se alimentaban principalmente de lo que generaba la agricultura de roza, también conocida como agricultura de ladera que les permitía cultivar en terrenos montañosos o rocosos vegetales y arbustos que podían tolerar condiciones de sequía y suelos pobres. Salaban carne y enterraban en grandes marmitas las alubias para que sus vecinos desesperados no se las comieran. Shelley Park-Chan nos muestra cómo la protagonista emplea una tira de cuero que repasa por el borde de la olla para darle un mínimo sabor a carne; cómo se alimenta de grillos y lagartos que caza de entre las piedras y cómo devora las hojas marchitas de las plantas de cacahuete cuando ya no puede más.

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Es una mujer, y como tal, no tiene ni nombre, ni futuro y le espera la más y absoluta nada. Confome la joven reclama para sí el nombre de su hermano y va progresando, empleando para ello toda la astucia posible y aferrándose al concepto tan conocido para los españoles como la picaresca, este no podrá evitar empatizar con mujeres de gran talento desperdiciadas y despreciadas por un sistema heteropatriarcal y jerárquico que las desprecia. Al ser las mujeres consideradas como propiedad de sus maridos, en el 1345 en China llegaban a ser vulnerables a la explotación y la opresión, y tenían poco o ningún acceso a la justicia o a la protección legal. Ella que llegó a ser el sol se toma grandes licencias a la hora de mostrar la inclinación del joven Zhu Chongba por empatizar con personajes femeninos de gran fuerza y por su inclinación a dotar de fuerza y derechos a las mujeres con las que se relacionaba, manteniendo siempre el secreto del género con el que nació.

Sin embargo, hay que recordar que en la realidad, Zhu Chongba, el primer emperador de la Dinastía Ming, conocido después como Hongwu, no promovió significativamente los derechos de las mujeres durante su reinado.

Género, identidad y conflicto en Ella que llegó a ser el sol

Si una cosa nos queda clara desde el principio de la lectura de Ella que llegó a ser el sol es que una parte importante del núcleo de esta obra de fantasía épica se apoya en roles de género y el conflicto interno entre género e identidad.

La obra trata la idea del género con el que te identificas de una forma necesariamente separada de la imagen que proyectas. De esa manera, la joven Zhu adopta el nombre de Zhu Chongba y con ello el comportamiento que se esperaría de un hombre sin llegar a renegar del todo de su cuerpo. A lo largo del libro, emplea el conocimiento privado de la esfera de las mujeres, despreciado por la comunidad masculina, para lograr sus objetivos y conseguir cosas imposible para el resto.

Asimismo, el personaje del general Ouyang se convierte en uno de los mayores ejemplos de este conflicto interno en el que viven todos los personajes principales. Ouyang es el último superviviente de una familia de han’er condenada y aniquilada por el khan. Fue castrado como castigo y entregado como esclavo al heredero del príncipe y es precisamente esta amistad, clarísimamente representada como un deseo sexual y romántico prohibido entre ambos hombres y que ninguno de los dos quiere aceptar ni mucho menos sucumbir, la que supone un poderoso conflicto en la obra. Ouyang es continuamente despreciado por sus semejantes, comparado con un perro y continuamente machacado con el concepto de que “no es un hombre de un verdad”. Su vida está marcada por la tensión entre cómo se ve a sí mismo y cómo lo ven los demás, a menudo con resultados trágicos.

Zhu Chongba es una mujer que lucha y viste como un hombre y que oculta su género al resto.

Ouyang en un hombre andrógino de extraordinaria belleza al que le recuerdan continuamente, a pesar de su crueldad y éxitos militares, que no es considerado un hombre.

Y Wang, el hermano del príncipe, es un capaz y hábil administrador que ha mantenido los territorios de su padre en un relativo éxito económico, invirtiendo en grandes mejoras e infraestructuras y que es despreciado por toda la corte mongola por no comportarse como un guerrero.

En ambos casos, tanto el de Ouyang como el de Wang, se ve claramente que cuentan con roles de género diferentes a lo esperado en la sociedad mongol. Ouyang es un general mutilado y avergonzado, mientras que Wang es un administrador y un estudioso, no un guerrero. Ambos son percibidos por los demás como "no hombres" debido a sus acciones y apariencia.

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Transgénero en Ella que llegó a ser el sol

 

Uno de los puntos más apasionante de Ella que llegó a ser el sol es la progresión de Zhu conforme va comprendiendo su propio cuerpo y se enfrenta al posible ostracismo al que se inclina si alguien descubre la verdad sobre su género. Su vida, unida para siempre a la de Ouyang tras su primer combate, son dos caras de la misma moneda que representan la manera con la que confrontas tu idea sobre ti mismo con la que tiene el resto de la social.

Así, veremos cómo Zhu explora sus sentimientos a la hora de vestirse como una mujer para adentrarse en una ciudad (que son de absoluto horror e ira).

Sin embargo, no puede categorizarse directamente a Zhu como una persona trans, sino más bien como alguien de género no binario al igual que Wang y Ouyang tampoco encajan necesariamente en la idea de hombres homosexuales. Zhu Chongba realiza un viaje de autodescubrimiento en el que tendrá que comprender cómo integrar su femineidad con su identidad.

Deseo y budismo en Ella que llegó a ser el sol

Como parte de las contradicciones de los personajes de Ella que llegó a ser el sol se encuentra la manera con la que los personajes se enfrentan al deseo. Es especialmente interesante al verlo desde la perspectiva de Zhu: un monje y además mujer que se atreve a desear algo a lo largo de su vida.

El budismo enseña que el deseo es una de las principales causas del sufrimiento humano, ya que el deseo insaciable puede llevar a la ansiedad, la tristeza y la insatisfacción. Zhu se obsesiona con su deseo, su apego por obtener la grandeza y huir de un destino vacuo y oscuro, y es precisamente este atajo de rebeldía hacia sus propios votos los que la empujan a alcanzar su destino.

Una segunda lectura sobre el destino desde la perspectiva budista nos permite comprender mejor a Ouyang y al príncipe mongol. Obsesionados por reprimir el deseo, algo también condenado por el budismo, el cual predica que debe mantenerse una actitud mental equilibrada en relación con el deseo mediante la práctica de la meditación y la cultivación de la sabiduría y la compasión, el general y el hombre al que sirven vivirán obsesionados con reprimir sus verdaderas pasiones, haciendo que el deseo les consuma por dentro.

Mi opinión sobre Ella que llegó a ser el sol

¿Cómo empezar a valorar un libro tan perfecto? Dejando de lado la audaz idea de Shelley Park-Chan por cambiar radicalmente la historia, el género y el pasado del primer emperador de la dinastía Ming, no podemos negar que nos encontramos con una novela ágil, adictiva y absolutamente magistral, cuya prosa intenta imitar a los grandes de la literatura china pero que consigue al mismo tiempo adaptarse al ritmo acelerado de los libros contemporáneos.

Y es que Ella que llegó a ser el sol aborda temas muy complejos desde una perspectiva histórica sin por ello caer en un presentismo descarnado: desde temas como la disforia de género hasta el planteamiento del deseo como motor enmarcado en la filosofía budista; y lo hace con una sensibilidad y una perspicacia que son verdaderamente admirables.

El libro hace que sientas vértigo al llegar a las últimas páginas y te veas, desesperada, preguntándote si no habrá una segunda parte con el que continuar la lectura. Sin duda, un libro que merece ser leído y compartido por todas partes. Una obra que ya ha alcanzado su destino de grandeza.

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