El Visitante configura la última novela de terror publicada por el maestro Stephen King, que se aleja de las historias más convencionales del escritor y que apuesta incluso por un estilo que recuerda a la trilogía protagonizada por Bill Hodges (de hecho existen varios guiños en el libro a esta trilogía). Un libro fascinante, que engancha y que muestra a un autor que a pesar de toda su trayectoria busca encontrar nuevas formas de narrar sus historias y apostar por diversas maneras de despertar el miedo en el lector. Os avisamos de que lo vuelve a conseguir.
Sobre el autor, Stephen King
Qué decir de Stephen King más allá de que durante décadas ha sido considerado por muchos como el auténtico rey de la literatura de terror. Con más de 350 millones de libros vendidos y con auténticas obras maestras dentro del género muchos podrían pensar que poco o nada le queda al autor por alcanzar, pero obras como El Visitante demuestran todo lo contrario: se nota que es un escritor con muchas ganas de continuar con su legado aprendiendo y experimentando con nuevos géneros.
Opinión de El Visitante, de Stephen King
La primera parte de El Visitante recuerda más a una novela policíaca que a una de terror, bebiendo mucho de los últimos experimentos que el autor ha realizado en la trilogía de libros de Bill Hodges, como hemos comentado anteriormente. Resulta fascinante la manera en que King toma un elemento y se lo transmite al lector con una visión muy natural y realista, que poco a poco va tomando aires mucho más terroríficos de forma soberbia y sin perder un ápice de interés. Podríamos decir que El Visitante toma lo mejor del genero policíaco, manteniendo el suspense en el caso pero aplicando también un sentido del terror y del miedo que se agudiza en algunos capítulos, que caen como pequeñas pero poderosas gotas.
El Visitante nos traslada hasta Flint City, una ciudad ficticia de Oklahoma donde ha ocurrido un hecho absolutamente perturbador: un niño de 11 años ha sido asesinado y violado brutalmente por un individio que todas las pruebas indican que se trata de Terry Maitland, el entrenador y profesor de béisbol infantil de esta comunidad de vecinos. Ralph Anderson, protagonista de la historia y detective de policía se da cuenta posteriormente de que algunas pruebas no casan tanto como le gustaría: a pesar de que hay testigos que han visto al acusado y las pruebas científicas apuntan a él, también existen pruebas de que ni siquiera estaba cerca de la ciudad cuando se cometieron los fatales hechos. ¿Qué está ocurriendo realmente?
Como todos los libros de Stephen King, la historia parte de un condicional muy poderoso: ¿y si el terror más puro y cruel pudiese adoptar tu propio rostro?, desarrollando un argumento con maestría. Volvemos a incidir en el interés del autor por las historias policiales que se vieron claramente en la trilogía de Bill Hodges anterior a El Visitante, e incluso encontramos varias referencias a estas historias. Incluso también toma elementos de otra trilogía clásica del autor: La torre oscura. En este caso, eso sí, se va centrando en el terror más habitual del escritor en lugar de la búsqueda de respuestas más terrenales o en la formación de personajes con graves problemas psicológicos (que también están presentes).
Podríamos entender a El Visitante como una buena mezcla de los elementos más típicos de los libros de terror de Stephen King mezclados con su reciente saber hacer con las historias policiales algo más tradicionales, sin perder un ápice de personalidad. Es cierto que esto hace que en algunos puntos de la historia (sobre todo al final) la pérdida de suspense hace que los capítulos sean menos intensos e interesantes, configurando un libro alejado de otras obras maestras del autor, pero no por ello deja de ser tremendamente recomendable.
Stephen King vuelve a dar una clase magistral de creación de personajes y de suspense. No hace falta decir que es un auténtico maestro de las frases finales en los capítulos, que hacen que el lector quiera leer siempre uno más. En este caso, además, el formato de la historia se acopla de forma maravillosa a los deseos del autor, y el terror aparece con pinceladas en pocos momentos, pero cuando lo hace será muy díficil de olvidar para los lectores.
También aparece su estilo único e inconfundible, que eso sí, a muchos lectores puede no gustar: Stephen King suele utilizar un lenguaje muy cotidiano y aquí lo aplica. Teniendo en cuenta las connotaciones de la historia, además, puede resultar algo obsceno para algunos lectores, aunque en ningún caso se excede y parte de la premisa del realismo, pero no está de más avisar para los más exquisitos en este terreno. Como él mismo ha dicho en multitud de ocasiones, si a un trabajador de campo se le cayera un tractor encima, la palabra utilizada para quejarse posiblemente sería una palabrota en lugar de otro sucedáneo, y a él le gusta que sus personajes sean creíbles.
En ese terreno, el maestro vuelve a estar presente con sus mejores dotes. Existe una presencia de personajes secundarios que hacen más bulto de lo que estamos acostumbrados en sus historias, utilizados con poca profundidad personal, pero aquellos que forman parte de la historia real son formidables. Como también es propio del autor, la propia manera de narrar los acontecimientos de la historia dependiendo de cuál sea el protagonista concreto varían, generando diferentes atmósferas en la lectura. Quizás estemos hablando de uno de los mejores escritores de la historia en este terreno, y en El Visitante estas dotes vuelven a presentarse.
Esa maestría también riñe con otro punto algo más subjetivo pero que me gustaría contar: la exigencia con el propio autor. Stephen King es quien es, y es normal que sus lectores habituales siempre pidamos lo mejor de él. El Visitante es un libro magnífico que reúne lo mejor de los últimos libros más policiales del autor con su terror más cotidiano, pero no resulta el mejor libro de King ni en un aspecto ni en otro. La trilogía de Bill Hodges, a la larga, resulta más interesante y funcionan mejor sus herramientras de suspense, al igual que el miedo más atroz se ve superado en este caso por muchos otros libros del mismo autor.
No es el mejor libro de Stephen King ni es su mejor libro en estos últimos años, si me permitís comentarlo de forma personal, pero sí resulta un libro magnífico que da gusto leer. Es una de esas historias que apetece devorar y que de vez en cuando te asalta en pensamientos a lo largo del día, esperando con ansias el preciado momento en el que continuar sumergiéndote en la trama. Además, se configura en varias fases para que el lector pase del estado de suspense al de incredulidad, después al de fascinación para terminar en el del auténtico terror. Si es una prueba de fuego para saber si el autor es capaz de mezclar estos géneros, se ha pasado con solvencia. Altamente recomendado para todos los amantes del género policial, de terror y para los que busquen un libro que incita a su lectura ininterrumpida. Por supuesto, también para los seguidores del que hoy por hoy sigue siendo un autor insuperable en su terreno.
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