Esa maestría también riñe con otro punto algo más subjetivo pero que me gustaría contar: la exigencia con el propio autor. Stephen King es quien es, y es normal que sus lectores habituales siempre pidamos lo mejor de él. El Visitante es un libro magnífico que reúne lo mejor de los últimos libros más policiales del autor con su terror más cotidiano, pero no resulta el mejor libro de King ni en un aspecto ni en otro. La trilogía de Bill Hodges, a la larga, resulta más interesante y funcionan mejor sus herramientras de suspense, al igual que el miedo más atroz se ve superado en este caso por muchos otros libros del mismo autor.
No es el mejor libro de Stephen King ni es su mejor libro en estos últimos años, si me permitís comentarlo de forma personal, pero sí resulta un libro magnífico que da gusto leer. Es una de esas historias que apetece devorar y que de vez en cuando te asalta en pensamientos a lo largo del día, esperando con ansias el preciado momento en el que continuar sumergiéndote en la trama. Además, se configura en varias fases para que el lector pase del estado de suspense al de incredulidad, después al de fascinación para terminar en el del auténtico terror. Si es una prueba de fuego para saber si el autor es capaz de mezclar estos géneros, se ha pasado con solvencia. Altamente recomendado para todos los amantes del género policial, de terror y para los que busquen un libro que incita a su lectura ininterrumpida. Por supuesto, también para los seguidores del que hoy por hoy sigue siendo un autor insuperable en su terreno.