El ministerio de la muerte tomo 02: reflexiones sobre una vista triste y una muerte peor.

La segunda entrega de El ministerio de la muerte de Kishi Azumi nos adentra nuevamente en el mundo de la burocracia del más allá. Como ya sabréis si habéis leído la primera entrega, este manga seinen publicado por Kitsune Manga es en realidad un libro de relatos sobre las personas que han fallecido, su vida y cómo llegaron hasta las puertas del más allá. A través de un dibujo sencillo pero impactante y una trama que no se corta en absoluto en enseñarte las penurias de una vida solitaria en Japón, El ministerio de la muerte te engancha empleando el mismo formato que La cantina de Medianoche de Netflix: con historias cortas, impactantes y capaces de engancharte en muy pocas páginas.

En esta ocasión, El ministerio de la muerte (tomo 02) se aleja de la visión pesimista y dura del anterior, donde se resaltaba la crueldad y la maldad humana, para centrarse en historias más filosóficas, íntimamente conectadas al modo de ser y sentir de Japón. Y es que este tomo se desviste de la agresividad del anterior, en la que conocimos historias de bullying hasta el suicidio, de niñas que mueren de hambre y frío por culpa de una madre incompetente y hasta de un asesino de menores, para sumergirnos en un pozo de desesperación, tristeza y depresión.

Es la historia de Hanawa, un joven obsesionado con convertirse en mangaka que pierde la vista en un accidente y se lamenta, una vez muere, de no poder llegar jamás a ver cumplido su sueño. Conoceremos también la vida del esposo de Noriko Erikawa, un hombre con unos modales ariscos y poco adecuados para la sociedad japonesa que busca perdurar el legado y recuerdo de su mujer realizando las buenas acciones que ella llevaba a cabo en vida

También podremos leer la historia de una joven en su último día, preocupada por la imagen que le ha podido dejar al chico del que estaba enamorada al morir aplastada por un camión y, como dato interesante, sabremos por qué uno de los funcionarios que ya conocimos en el tomo 01, acabó condenado a muerte y cumple ahora sentencia en el ministerio trabajando sin cesar.

Historias de una profunda tristeza, soledad y desesperación. 

Kishi Azumi se aleja en este tomo de las historias violentas y gore que nos había traído en su primera entrega. A través de estos relatos cautivadores, el autor nos invita a reflexionar sobre el significado de la vida y de la muerte, dotando a cada uno de los relatos de una profunda lección a menudo inspirada en el budismo y la cosmovisión japonesas.

Los relatos de Hanawa el mangaka, de Noriko Erikawa y su esposo, y Tokuji Ishima el funcionario, ofrecen una visión reflexiva de las complejidades de la vida y la muerte, y cómo estas intersecciones pueden ser moldeadas y afectadas por factores culturales y personales. Cada historia presenta una lente única a través de la cual se puede explorar la filosofía y las creencias japonesas.

Por ejemplo, la historia de Hanawa puede verse como un eco del concepto budista de "Dukkha" o sufrimiento, considerado por esta religión como una parte inherente de la vida humana. La obsesión de Hanawa con alcanzar su sueño, y su continua lucha y sufrimiento en el ámbito editorial son perfectos exponentes de cómo el sufrimiento es algo inevitable. Del mismo modo, la historia del esposo de Noriko Erikawa, es especialmente desesperanzadora cuando comprendemos que ninguno de los vecinos y los amigos que por pura educación le ponían una buena cara al anciano, realmente lo apreciaban, y cómo, en el fondo, la amabilidad japonesa a menudo no es más que una ilusión.

Por otro lado, la historia de Tokuji Ishima y su viaje hacia el perdón puede interpretarse a través del prisma del sintoísmo, una religión que enfatiza la pureza, la armonía y el equilibrio. El arrepentimiento y el deseo de Ishima de redimirse pueden verse como un esfuerzo por restaurar el equilibrio y la armonía tras su muerte y cómo desea, en lo más profundo de su alma, que su sacrificio sirviera para que al menos su nieta pudiera ser feliz.

A través de estas narrativas, Azumi logra explorar temas como la obsesión, la soledad, la desesperanza y el perdón, con un sentido de empatía y sensibilidad que impregna cada página.

Se mantiene el estilo artístico del anterior tomo

El estilo de ilustración de Kishi Azumi en este segundo tomo de El Ministerio de la Muerte es coherente con su anterior entrega. De corte sencillo pero sorprendentemente efectivo, destaca por la forma con la que llena las viñetas de primeros planos en las escenas de más violencia. Azumi tiene una capacidad única para representar almas desgarradas o dañadas de manera que evita la explotación gráfica del gore, haciendo que empatices con los espíritus que están de paso por las instalaciones.

En lugar de dobles páginas y una enorme cantidad de efectos dramáticos, Azumi vuelve a apoyarse en líneas de acción definidas y un uso mínimo de tramas como vehículo narrativo. Esta técnica, que tan bien funciona al recrear los recuerdos de las almas en vilo, funciona de igual manera en los momentos de mayor tensión y permite que el lector se centre en los personajes y sus emociones, en lugar de distraerse con detalles gráficos superfluos.

Es decir ¿merece la pena el tomo 02 de El ministerio de la muerte?

Sin lugar a dudas. El ministerio de la muerte, tomo 2, sigue demostrando ser una de las grandes apuestas de esta temporada para perderte en historias alternativas pero absolutamente fascinantes de corte seinen. A diferencia de su tomo introductorio, en esta ocasión el autor opta por desviarse de las historias lacrimógenas y gore del anterior para centrarse en relatos más filosóficos y reflexivos. Aunque mantiene la esencia del primer tomo, este nuevo libro nos ofrece una visión más introspectiva de los personajes y de la sociedad japonesa. Los giros de guion, el efecto mariposa que se genera alrededor de las acciones de los personajes y que desembocan en la vida o la muerte del resto y los misterios que rodean a los funcionarios hacen que este sea sin duda un manga recomendable. Si te gustó el primer tomo, este segundo seguro te encantará. ¡Prometido!