Dulce limón es un libro de relatos que te llegará al corazón

Argumento de Dulce limón:

Dulce limón es un conjunto de relatos, poemas, cuentos e historias cortas dirigidas al público adulto. Cada una de sus historias guarda un profundo mensaje que busca hacernos reflexionar sobre la vida, nuestras decisiones y los absurdos rencores y amarguras que nos impiden sentirnos vivos y positivos.

Análisis de Dulce Limón

Dulce Limón es un libro fino pero cargado de contenido, con un alto contenido lírico no apto para personas poco empáticas. Sus pequeñas historias que a veces parecen extraídas de cuentos (como el del ratón o el príncipe) y que otras veces son paisajes de la vida común y corriente con los que cualquiera podría sentirse identificado. 

Cada una de los relatos, que realmente tienen una duración muy corta, de apenas una a tres páginas, guarda un mensaje y una metáfora de la que extraer una conclusión acerca de cómo tomarse la vida: que es mejor dejar atrás los rencores, que no hay nada más prioritario o importante que pasar tiempo al lado de la persona a la que amas y que no debes anclarte en el pasado con demasiado ahínco, ya que entonces no lograrás apreciar el presente.

Dulce limón parece guardar un mensaje único y directo a cada lector diferente que lo coge y que se verá reflejado en un árbol que prefiere morir antes que dejar marchar a su primera remesa de hojas o incluso en una pareja de ancianos que se reencuentran después de prácticamente toda su vida en un viejo andén.

Así, nos encontraremos con una prosa muy poética, que apela directa al corazón y que va intercalada con una serie de ilustraciones y dibujos realizados por personas con discapacidad, a las cuales Miguel Ángel San Juan describe como aquellas que demuestran la mayor inocencia del mundo.

Existen varias figuras y elementos que se repiten en los relatos: por un lado la presencia del infierno, que llega a ser protagonista en algunos escritos como en Carbonizado y que se describe siempre al más puro estilo de la Divina Comedia de Dante; por otro el amor eterno, la muerte y el otoño / invierno como analogía de lo que acaba y para finalizar el café, que simboliza la felicidad del hogar y de la rutina como estabilizadora de las emociones.

Miguel Ángel San Juan insiste en su prólogo en que todos sus relatos guardan un mensaje de positivo optimismo, de esperanza ante las situaciones más desfavorecidas. De esta forma trata el amor de tú a tú, sin preocuparse por géneros o por limitaciones y barreras ideológicas. En El soldado y el marinero nos muestra un cuadro de amor entre dos hombres y no teme tocar temas como la enfermedad, la depresión o el cáncer en relatos cargados de cotidianeidad y de amor. Así, veremos preciosas historias de amor que trascienden el plano físico: no solo de personas homosexuales, sino también de árboles con príncipes tozudos o incluso de un estropajo común y corriente con el olor del café de la mañana recién hecho.

Al mismo tiempo, algunas de las historias tienen un toque sumamente autobiográfico con un potente aroma a melancolía y tristeza, como la historia de la anciana a la que olvidan en un restaurante, incapaz de hablar, incapaz de ser amada y apreciada por la familia a la que entregó su vida. Relatos que te desgarrarán el corazón y que te demuestran la necesidad de ser más considerado con la gente a nuestro alrededor.

Otros relatos tienen exactamente la misma lección pero lo enfocan desde un punto de vista más positivo, como el de La bailarina y el mendigo: una historia preciosa que demuestra cómo un zumo de tomate mantiene feliz y en vilo a un tendero y a un mendigo que esperan a una inocente bailarina cada día en la calle.

Intercalados con los relatos y los preciosos dibujos y poemas, están los cuentos, de una longitud superior al resto, donde la magia y la fantasía de Perrault se unen a los sentimientos más cotidianos: una hilera de pozos vacíos con una tabla de madera sobre ellos; un ratón que quiere aprender a tocar el piano; un príncipe triste porque el invierno se lleva las hojas de su jardín.

Historias preciosas que vienen cuidadosamente editadas en una cómoda aunque fina edición de Éride Ediciones y que, sin lugar a dudas, ocupará un hueco especial en vuestro corazón.

Nuestra opinión sobre Dulce limón

Dulce limón no es un libro apto para todo el mundo. No es el libro que le regalarías a ese compañero de trabajo, frío y que no se involucra emocionalmente con la gente. Es un libro que simboliza y significa muchas emociones juntas, con el que es fácil conectar y que hay que leer lentamente, sin prisas, para extraer todo su jugo.

Muchos de los relatos me recordaron a otras obras: el del hombre invisible que solo busca amor hizo que apareciese en mi cabeza al momento el personaje de Sin Cara de la película El viaje de Chihiro de Miyazaki, mientras que otras como el del estropajo hicieron que saltase el recuerdo de La música del silencio de Patrick Rothfuss donde un personaje llamado Auri le encuentra alma a cualquier objeto que haya a su alrededor.

Lo que está claro es que la capacidad de conmover de Miguel Ángel San Juan conmigo ha funcionado al mismo nivel que una película como El diario de Noah: no me está contando nada nuevo, pero la forma de emplear las palabras y su increíble lírica hacen que cada relato pese sobre mi corazón y me arranque más de un suspiro.

Quizás es porque estoy en un momento de mi vida de grandes cambios, o quizás forme todo parte de mi imaginación, pero en muchos relatos y poemas parecía que Miguel Ángel San Juan me hablaba directamente a mí, que intentaba decirme algo. Pero quizás ahí radica la magia de Dulce limón: en que cada relato apela a un corazón y a un sentimiento, en que sus relatos, tan breves y tan cortos, pueden ser revisitados en cualquier momento. En que sin duda es una obra que encarna a la perfección el dicho de “no hay que juzgar un libro por su portada”, porque Dulce limón es mucho, mucho más.