Argumento de Crueles:
Sofía se acaba de mudar a un pueblo nuevo y ahora su única preocupación es conseguir encajar en el instituto. Está completamente aterrada por no poder hacer amigas pero, sorprendentemente, parece caerle en gracia a la chica más guapa y popular del instituto: Riley, una rubia pija hiper-cristiana. Por ella hará lo que sea necesario: bautizarse de forma improvisada en el baño, desatender a su abuela enferma o, por qué no, hasta perseguir y espiar a una chica llamada Brooklyn. Riley y sus amigas están convencidas de que Brooklyn tiene al diablo en el cuerpo y están preparando un plan realmente peliagudo para poder arrastrarla de nuevo hacia el bien...
Análisis de Crueles
Crueles parece ser, a simple vista, una novela juvenil ambientada en un instituto cualquiera. En un primer momento parece que tenemos la fórmula que tantas veces ha aparecido en las películas americanas como Chicas Malas o en cómics y libros del género: una joven chica inadaptada e inconsciente de su propia belleza acaba codeándose con las chicas más guapas y populares del instituto y ahí sus principios éticos y morales quedan puestos en entredicho a la hora de elegir.
La novela parece cumplir perfectamente con esta fórmula. ¡Hasta tiene al chico guapo y pacifista involucrado y a la incomprendida e inadaptada chica que va contra la autoridad! Sin embargo, un lector atento se dará cuenta de que desde el principio de la novela, Danielle Vega nos está avisando de que cosas horribles sucederán si nos salimos ligeramente del camino preestablecido, si se nos ocurre hacer las preguntas correctas.
Ya, sin ir demasiado lejos, en el primer capítulo podemos ver la tenebrosa y horripilante escena de un gato desollado encima de un pentagrama en las gradas del gimnasio.
Entonces lo veo.
Es un gato. Un gato muerto. La piel está separada del cuerpo en tiras. Las moscas zumban alrededor de su cabeza y en el interior de su boca, reptan sobre su lengua y sus dientes. Está rodeado de velas que se han quedado pegadas al suelo con charcos de cera negra y han pintado la rígida hierba de debajo con pintura roja. Tardo un minuto en darme cuenta de que la pintura tiene forma de estrella y de que hay una vela negra en cada punta… como en un ritual
El libro tiene una atmósfera extraña y pesada que se camufla en la aparente normalidad y que guarda olor a sangre, un elemento siempre presente, y a vino tinto. Continuamente, a lo largo de la obra, Sofía va relatando las escenas más cotidianas del mundo desde una tónica lúgubre y oscura que parece extraída de un relato de terror y que cobra sentido más tarde, cuando toda la trama se despliega frente a nuestros ojos.
La ambientación de Crueles es simplemente soberana. Danielle Vega podría haber optado por el típico pueblecito con campos verdes y gente en el coro de la iglesia vendiendo galletitas por una buena causa, pero en vez de eso opta por contextualizarlo en Friend, Missisipi: un lugar árido y amarillo, quemado por el sol, donde lo único verde y que irradia vida es un inmenso campo de deporte artificial. A este ambiente estéril e infértil se le suman el resto de elecciones para la trama: una casa en construcción que han dejado abandonada y un barrio en completa decadencia donde mayores de edad le preguntan a las niñas cómo les gustaría ser asesinadas.
- Mis amigos y yo estamos haciendo una encuesta - asiente en dirección a un grupo de gente junto a la puerta del apartamento. Todos llevan piercings y tatuajes, pero comparados con el Hombre Calavera parecen miembros de un grupo de la iglesia -. Si pudieras elegir cómo morir, ¿preferirías ser golpeada hasta la muerte con una pala o que te devoren la cara?
Y en medio de este escenario está Sofía. Sofía que es una chica como cualquier otra, que no encaja, que solo quiere ser “normal” y pasar un buen rato. Nunca ha tenido amigos de verdad, nunca ha pertenecido a ningún grupo y está desesperada por hacer lo que sea necesario que le reporte por fin un grupo de amigas. Es fácil empatizar con la protagonista, la cual al estar en un ambiente que no conoce no comprende si lo que está ocurriendo es o no, normal.
Las relaciones personales y sobre todo las dinámicas de poder en el interior del grupo de Riley están increíblemente bien conseguidas. Riley mantiene una relación tóxica que mantiene en una completa dependencia a sus amigas Grace y Alexis. Para ello, continuamente va dándoles pequeñas perlas de amor como el hecho de contraer sus nombres en apelativos cariñosos para luego recordarles que “pertenecen a un grupo”. De la misma forma que en las mafias o la yakuza, el hecho de “pertenecer” al grupo de Riley es un privilegio que trae consigo muchas obligaciones: ceder tu tiempo libre y tu libertad siempre en detrimento de tus amigas y, por supuesto, acceder a que te bauticen de forma forzosa en un cuarto de baño.
Todas las chicas viven a la sombra de la poderosa adolescente que, como se va revelando poco a poco, no tiene una vida tan perfecta como parece. Así, tanto Lexie como Grace viven en una continua lucha de poder por ver cuál ocupa un puesto más cercano dentro de la vida de Riley. Lexie recuerda continuamente que es su amiga desde los ocho años mientras que Grace, cada vez que alguien cuenta una historia, añade la muletilla:
-Todos éramos amigos ¿sabes? - dice Riley .- Brooklyn también.
-Una vez más, me gustaría señalar que eso fue AG - interrumpe Grace -. Antes de Grace. También conocida como la Edad Oscura.
El ego de cada una de estas chicas las hace increíblemente peligrosas, pero la construcción de su poder, al revés que en otros libros o películas, gira continuamente alrededor de Riley, la cual no avasalla al resto para sentirse mejor consigo misma sino que aplica el principio de la superioridad moral como forma de construir su ego. Ella es la más cristiana, con la mejor ropa y las actividades benéficas más rentables. Y todos los que están a su alrededor son capaces de ver la luz que les arrastra.
Crueles cuenta con un ritmo acelerado y simplemente genial. En las primeras páginas ya introducen el plot twist del gato desollado, y conforme todo parece estabilizarse y mostrarte el día a día normal de una chica de instituto enamorada del guapo del cole, sin que tengas tiempo del todo para conseguir asentarte en su rutina, empieza el verdadero drama.
Preparaos para más de 150 páginas de incredulidad, bocas abiertas y un perpetuo fruncimiento de cejas. Permitidnos que os demos una advertencia: tened cuidado, porque no todo es lo que parece y estas chicas, pueden llegar a ser muy Crueles.
No podemos dejar el análisis sin hablar de la edición de Hidra y Medusa Cómics. El libro tiene una tapa blanda gruesa satinada con unas páginas interiores simplementes perfectas. Para acompañar el tono de la historia, tiñen completamente de negro algunas páginas interiores, decorando cada capítulo con esmero. Las tapas blandas son las típicas de una edición de bolsillo: si las tratas bien y no hundes el libro debajo de piedras satánicas y la compra de la semana, todo irá. Pero si por algún casual se te ocurre doblarlas demasiado, te quedará una pequeña marca.
Nuestra opinión de Crueles.
Cuando terminé de leer Crueles, fue cuando me di cuenta de que eran las cuatro de la mañana. Toda la habitación estaba a oscuras y, estúpida de mí, había dejado una vela encendida para llenarlo todo con olor a azahar. Cerré el libro y un escalofrío de terror me recorrió de arriba abajo.
Vaya. No soy una gran aficcionada al terror pero esta novela hace definitivamente que te lo pienses dos veces antes de mirar por la noche a través de una ventana y buscar un reflejo escondido.
Crueles te engaña suavemente. Te hace creer que se trata de la típica novela basada en una historia como Chicas malas o Una conejita en el campus en la que una joven inexperta y algo perdida encuentra de forma mágica su puesto en el grupo de las chicas más populares de todo el instituto. Allí le dan a escoger entre dos bandos: el de la malota punky guay que se hace tatuajes y monta las mejores fiestas del mundo, y las guapísimas y riquísimas ultra-católicas.
La cosa no tendría que haber ido más allá, pero lo cierto es que lo hace.
En casi 300 páginas, Crueles te envuelve en una sensación de pesado y tenso misterio, de inseguridades y de olor a azufre que en ningún momento tienen un componente mágico o incluso católico. Cada vez que algo extraño o prototípico ocurre (ojos rojos brillando en los ojos de Brooklyn, etc.), la propia Sofía nos da una explicación del todo plausible y realista para lo que ocurre lejos de la estúpida suposición de que se trata del diablo.
Y sin embargo, el mal caminaba entre nosotros desde la primera página.
Danielle Vega no puede decir que no nos haya estado avisando de que el Diablo se acercaba.
Este libro es uno de los mejores ejemplos de manipulación de los lectores. Continuamente intenta hacerte creer que el grupo de Riley no son tan buenas, que son unas mojigatas falsas y malvadas. Para ello, hacen que cada una de ellas tenga sus pequeños secretos, sus pequeñas incoherencias con la vida. La madre de Riley no parece tan perfecta en la vida real como en las fotografías, haciendo que nos imaginemos rápidamente el estado de abandono emocional en el que probablemente esté la propia Riley, Alexis parece demasiado estúpida para ser real y Grace ha tenido que mudarse también de un sitio a otro. Las cosas acaban siendo todavía más tensas cuando descubrimos que la propia Riley pasa todo el tiempo en la casa abandonada, haciendo que sospechemos que sus manías contra Brooklyn y su obsesión por curarla no es más que despecho por la amistad rota y celos contra su novio Josh.
Pero al final, ninguna se salva del juicio final. Alexis se comportó de forma egoísta y cruel y acabó dejando en coma a su hermana sin pretenderlo, Grace es adicta a todo tipo de pastillas y Riley está completamente desquiciada. Conforme la novela avanza empezamos a darnos cuenta de que ni siquiera Sofía es la dulce chica con problemas de adaptación que creíamos y que quizás, la más cuerda de todas, era precisamente la que más loca parece.
Crueles tiene un final que te revuelve el estómago, un toque de magia visceral podrida y sin artificios que lo hace increíblemente enganchante y una lectura más que recomendada. Pero cuidado, no vayais a desvelar el secreto. Porque Él sabe todo lo que habéis hecho.
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