Todos los platos que salen en Los misterios de la taberna Kamogawa

El Nabeyaki Udon de Los Misterios de la Taberna Kamogawa

El primer capítulo de Los misterios de la taberna Kamogawa se lo dedica a el nabeyaki-udon: un plato con el que Kuboyama, antiguo compañero de trabajo de Nagare, busca reconectar con los recuerdos más dulces y nostálgicos de su difunta mujer de los momentos compartidos con su amada, encontrando consuelo en los sabores que una vez fueron preparados por sus manos.

El nabeyaki-udon es, en esencia, un plato reconfortante, una especie de guiso o sopa caliente que se sirve en un donabe o cazuela de barro que conserva el calor. Característico por su caldo sabroso y profundo, este plato integra fideos udon gruesos y masticables, que se diferencian de otros fideos japoneses por su textura única y su sabor ligeramente dulce, hechos a base de harina de trigo y son apreciados por su capacidad para absorber y complementar los sabores del caldo en el que se cocinan.

Lo que distingue al nabeyaki-udon de otras variedades de udon es la riqueza y variedad de sus acompañamientos. A menudo, se sirve con una variedad de ingredientes que pueden incluir tempura, huevo escalfado, pollo, setas shiitake y vegetales, todos cocinados juntos para crear un plato que es a la vez diverso en texturas y rico en sabores. Es, además, especialmente popular durante los meses fríos y su reconfortante caldo habla del hogar, de cuidado y de amor.

El estofado de ternera de Los Misterios de la Taberna Kamogawa

En el segundo capítulo de Los misterios de la taberna Kamogawa, nos encontramos con un plato que es un símbolo de la fusión en la gastronomía: el estofado de ternera al estilo occidental, conocido en Japón como yōshoku. Esta receta, elegida por una clienta llamada Nobuko, no es solo un plato, sino un puente entre épocas y culturas. Nobuko busca recrear un sabor que probó en 1957, un año significativo que refleja la creciente apertura de Japón a influencias extranjeras y la popularidad de los restaurantes occidentales en el país.

La época en la que Nobuko probó este estofado coincide con un momento de crecimiento económico y cambio social en Japón, donde la curiosidad y el apetito por lo extranjero llevaron a una explosión de restaurantes especializados en yoshoku. Estos establecimientos no solo ofrecían a los japoneses un sabor de lo exótico y lo nuevo, sino que también marcaban un punto de inflexión en la forma en que Japón se relacionaba con el mundo exterior.

El estofado de ternera al estilo occidental japonés se distingue por su refinamiento y adaptación a los gustos locales. La adición de oporto y una rica salsa demi-glace evidencia la habilidad japonesa para incorporar y perfeccionar técnicas y sabores foráneos, ya que esta compleja técnica se elabora con un proceso laborioso que implica la reducción lenta de un caldo de carne con matices de oporto.

El sushi de caballa de Los Misterios de la Taberna Kamogawa

Con un intencionado giro de los acontecimientos, el tercer capítulo de Los misterios de la taberna Kamogawa nos presenta un plato con profundas raíces en la cultura japonesa, reinterpretado por las manos expertas de Nagare: el sushi de caballa. Este plato no es una elección casual, sino un pedido especial de un ministro llamado Iwakura, cuya selección subraya no solo su aprecio por la gastronomía japonesa, sino también su deseo de experimentar una versión única de este clásico.

El sushi de caballa que Nagare prepara es una oda a la complejidad y diversidad del sushi, un plato emblemático de Japón que trasciende la simple idea de pescado sobre arroz. Esta versión particular, conocida como inaka zushi (sushi rústico), es una celebración de los sabores locales y de temporada, destacando el uso ingenioso de ingredientes que elevan el plato a nuevas alturas. El arroz, esencia del sushi, se aromatiza con yuzu, un cítrico japonés que aporta notas frescas y ligeramente ácidas, creando una base vibrante que complementa perfectamente el sabor intenso de la caballa.

Sobre el pescado, se colocan láminas finas de taro indio, un toque innovador que no solo añade una textura interesante sino que también introduce un sabor terroso sutil, creando un contraste delicado con el pescado graso. El inaka zushi es una expresión de la cocina japonesa que honra la simplicidad y la estacionalidad, elementos centrales de su filosofía gastronómica.

El tonkatsu de Los Misterios de la Taberna Kamogawa

En un capítulo que profundiza en las emociones y los recuerdos evocados por la comida, Los misterios de la taberna Kamogawa nos introduce a Suyako, una clienta que, a través de la investigación culinaria que le encarga a Koishi y Nagare, nos lleva a explorar las complejas relaciones entre los gustos personales, los recuerdos y la capacidad de la comida para sanar y conectar. Suyako solicita un tonkatsu, un plato típico japonés que, a pesar de su aversión por las frituras, le trae recuerdos de su ex-marido. Este no es un tonkatsu ordinario; es una versión que desafía sus preconcepciones, demostrando la versatilidad y la delicadeza con la que se puede preparar incluso la comida frita.

El tonkatsu, tradicionalmente un filete de cerdo empanado y frito hasta alcanzar una perfecta crujiente por fuera y jugosidad por dentro, es reinventado por Nagare para crear una versión sorprendentemente ligera. La clave de esta ligereza reside en el uso de panko, un tipo de pan rallado japonés, de cinco milímetros de grosor, que permite que el tonkatsu se cocine hasta obtener una textura aireada y crujiente sin absorber exceso de aceite. Además, sirve el tonkatsu con tres salsas distintas: una salsa dulce, elaborada a partir de mermelada de naranja amarga, ofreciendo un contrapunto azucarado que equilibra la riqueza de la carne; una picante que utiliza pimienta de naranja amarga para añadir un toque de calidez y profundidad y finalmente, la salsa ponzu, con su característico equilibrio de ácido y umami.

Este capítulo, al igual que el tonkatsu que Nagare prepara con tanto cuidado, es una invitación a redescubrir los placeres simples de la vida, recordándonos que incluso los sabores más familiares pueden sorprendernos y emocionarnos de formas inesperadas (y si no lloras al final de este capítulo, es que quizás te falta corazón).

Los espagueti napolitan italian de Los Misterios de la Taberna Kamogawa

Este precioso y extraño capítulo va de la mano de Asuka Mizuki, una clienta movida por la nostalgia y los recuerdos de infancia, solicita un plato aparentemente simple pero que tiene trampa: los espaguetis napolitan. En un giro característico de la novela que revela el ingenio del chef Nagare como la profundidad emocional de sus platos, lo que Asuka recibe no son los tradicionales espaguetis napolitan, sino una versión única y personalizada: los espaguetis "italian", servidos sobre una plancha de hierro caliente, acompañados de una tortilla que se va cociendo lentamente con el calor residual.

Este plato, más que una mera comida, es un puente hacia los viajes que Asuka realizaba de pequeña con su abuelo, una conexión tangible con los momentos felices y las experiencias compartidas. Los espaguetis napolitan, un plato de origen japonés que interpreta la pasta al estilo occidental con kétchup y otros ingredientes simples, se transforma en manos de Nagare en una experiencia culinaria que trasciende su sencillez original. Al servirlos sobre la plancha de hierro, este plato adquiere una dimensión interactiva y performática, invitando a Asuka a participar activamente en el proceso de cocción y, por extensión, en la recreación de sus recuerdos.

La inclusión del tabasco como acompañamiento no es accidental; añade un toque de calidez y picante que intensifica la experiencia sensorial, evocando quizás la emoción y la aventura de aquellos viajes con su abuelo. Este detalle, aparentemente menor, es emblemático de la capacidad de Nagare para comprender y atender a las necesidades emocionales de sus clientes a través de la comida.

El nikujaga de Los Misterios de la Taberna Kamogawa

Hisahiko Date protagoniza este penúltimo capítulo a través de la búsqueda no solo del sabor de la comida, sino también el consuelo de los recuerdos familiares. Su pedido, el nikujaga, es un plato humilde pero profundamente significativo, representando su anhelo por reconectar con la receta original de su madre, en medio de una relación tensa con su madrastra. Este plato, emblemático de la cocina casera japonesa, se convierte en la llave para abrir la puerta a un pasado más sencillo y amoroso.

Nikujaga, una estofado tradicional japonés que combina carne (niku) y patatas (jaga, de "jagaimo") en un caldo dulce y salado, es reinterpretado por Nagare con una atención particular a los detalles y los ingredientes. La dulzura característica del plato proviene del mirin y el azúcar, mientras que la salsa de soja añade un contrapunto salado y umami, creando un equilibrio de sabores que es a la vez sutil y profundamente satisfactorio. A menudo, se incluyen también cebollas, que se suavizan hasta volverse casi melosas, y zanahorias, que aportan un toque de dulzura natural y color al plato.

Aparte de estos ingredientes básicos, el nikujaga suele personalizarse con otros ingredientes, como tofu frito (abura-age) o guisantes verdes, que enriquecen el plato tanto visual como gustativamente. Servido habitualmente con arroz blanco y encurtidos (tsukemono) para limpiar el paladar, el nikujaga es más que una comida; es una expresión de cuidado y cariño, destinada a calentar el cuerpo y el alma.

Para esta ocasión especial, Nagare elige arroz de la variedad Koshihikari de Hiroshima, conocido por su textura glutinosa, dulzura natural y cremosidad, que complementa a la perfección la sencillez reconfortante del nikujaga. El plato se sirve con un encurtido tsukemono furuzuke de repollo de Hiroshima, que aporta un contraste crujiente y ácido al plato y una sopa de miso, hecha con caldo de cabeza y espinas de besugo que, honestamente, hace que me replantee mi elección de mi vida como vegetariana en ciernes.

Espero que hayas disfrutado de este post tanto como yo.