Los misterios de la taberna Kamogawa es una de las novelas más apetitosas que vas a leer jamás. Una historia llena de ternura sobre una pareja de detectives formada por el padre y la hija del Kamogawa Shokudo, un restaurante escondido en Kioto, que siempre está lleno. El éxito entre la clientela radica en que este dúo singular se ha especializado en preparar exactamente el plato que el público anhela y recuerda de su pasado y no es capaz de reproducir o encontrar. Y lo hacen investigando la historia de la persona en cuestión. Kamogawa Koishi y su padre Nagare, antiguo detective, escuchan las confidencias de sus comensales, que anhelan revivir un momento mágico, y recrean los platos cocinados por sus seres queridos, en una novela deliciosa en todos los sentidos.
Y es que Los misterios de la taberna Kamogawa es una obra sencilla, fácilmente digerible y con historias ligeramente conmovedoras al final. Para mí, lo que más valor tiene de la obra es, sin lugar a dudas, las increíbles descripciones de los momentos en los que los comensales, a menudo apáticos o escépticos, comienzan a comer y sus espíritus se calientan y sus resistencias se ablandan. Es maravilloso ver las exactas descripciones de esos platos que solo podemos llegar a soñar con probar en algún momento y cómo la recreación de cada ingrediente va acompañado de una profusa, aromática y sinestésica descripción del proceso de la elaboración.
Es para mí, por tanto, un libro que tendrá valor para aquellos apasionados de la gastronomía y de Japón, más que para lectores habituales de historias de relatos japoneses. Un librito sin duda capaz de abrirle el apetito a cualquiera.