Lovelace era la inteligencia artificial de la peregrina, una nave tuneladora. Tras despertar se en un nuevo cuerpo sintético después de un traumático fenicio y borrado de memoria, tendrá que empezar desde cero en un mundo donde los de su clase son considerados ilegales. Nunca se ha sentido tan sola. Pepper, una de las ingenieras que arriesgan su vida para reinstalar a Lovelace, se ha comprometido a ayudar le a adaptaron a su nueva vida. Porque Pepper sabe algunas cosas acerca de empezar desde cero. Juntas, Pepper y Lovey descubrirán que, aunque el universo sea un lugar inabarcable, dos personas pueden ser suficientes para llenarlo.
Y es que la obra de Chambers esconde muchas cosas y normaliza muchas otras, mostrando el sufrimiento de las personas transgénero a las que les imponen cómo deberían ser; sacando a relucir los problemas derivados de la crianza en probeta seleccionada de seres humanos o incluso enterrándome en un baile que no es más que otra forma de presentar las diferentes formas de vivir (o escoger no formar parte) de la sexualidad.
Así que no he podido evitar devorar el librito impreso por Insólita, derramar unas cuantas lágrimas sobre él y luego irme corriendo a señalar mis frases favoritas del final. Porque… ¿quién no querría formar parte de esa órbita tan cerrada y tan bonita?