La planicie de Banshu es mucho más sutil que eso. Con la excusa de un viaje tras otro tras la declaración de la rendición incondicional, podemos ver un Japón que ha quedado completamente indefenso ante los desastres naturales que casi parecen castigos divinos: inundaciones, trenes detenidos, personas desesperadas montándose como carga en enormes camiones y hombres ciegos que ofrecen su ayuda porque ellos mismos no podrían sobrevivir a solar. Podremos ver a una mujer que por primera vez se plantea qué pensarán otras mujeres y si la maldad de algunas de ellas es debido a la perspectiva de una vida futura en la que la carencia de un esposo / hombre al que servir hace que todo sea completamente inútil.
Y cómo la vida en Japón vuelve a surgir, a florecer, a avanzar tras esos años de penuria. La planicie de Banshu e Hierba al viento saben tocarte de una forma que pocos autores tienen la capacidad de hacer. Aunque está claro que no es para todo el mundo.