La casa de Piranesi no es un edificio cualquiera: sus habitaciones son monumentales, con paredes llenas de miles de estatuas, y sus pasillos, interminables. Dentro del dédalo de corredores hay un océano aprisionado en el que las olas retumban y las mareas inundan los aposentos. Pero Piranesi no tiene miedo: comprende las embestidas del mar igual que el patrón del laberinto, mientras explora los límites de su mundo y avanza, con la ayuda de un hombre llamado El Otro, en una investigación científica para alcanzar El Gran Conocimiento Secreto.
Piranesi convence a aquellos señalados que comprenden lo que es caminar al interior de un espacio vacío y disfrutar con la soledad y el silencio; atrapa a aquellos que saben enamorarse de la frialdad y la quietud; cautiva y engancha a los verdaderos apasionados de la literatura de calidad.
El laberinto no es para todos pero dios, qué maravillosa experiencia ha sido perderse dentro de él.