Y honestamente creo que todas ellas serán capaz de ponerle voz a situaciones que todas hemos vivido y que sabíamos que nos hacían sentir mal, pero que tratábamos de normalizar de todas las formas habidas y por haber. En ese sentido Leticia Dolera nos anima a hacer una reflexión, a unirnos a la causa y luchar, a dejar de pensar en que nosotras tenemos parte de la culpa del acoso callejero, el maltrato o las situaciones de opresión que vivimos en nuestro día a día. Y lo hace de una forma divertida pero contundente, única y realmente muy especial.
Morder la manzana puede que solo sea un libro introductorio, pero es lo que mucha gente necesita. Y yo, sin pensarlo demasiado, lo recomendaría enormemente.