Nos llamó la atención esta nueva colección de clásicos de Austral, que han reeditado algunos clásicos cortos en una reedición de lo más manejable y práctica. Las tapas blandas del libro hacen que la lectura sea mucho más cómoda y el hecho de que las dimensiones sean del mismo tamaño que la propia mano hacen que sea sencillo llevarlo a cualquier parte. De esta forma, podemos leer tanto en el autobús, en el metro o en los ratos muertos que tenemos a lo largo del día sin cargar con mucho peso.
Ya por último, ¡una recomendación! Una de las redactoras de Momoko escuchó una vez que esta obra había que leerla francés, en voz alta y poniéndole alma a la lectura. Así lo hizo ella y nos asegura que fue uno de los libros que más le impactó de su adolescencia. No es de extrañar, el texto entero es muy intenso y estamos convencidas de que el manuscrito original expresa de una forma desgarradora lo que siente el protagonista. Sin duda, una idea que hay que probar (especialmente aquellos que habléis francés) y que mejora la experiencia.