Daniela es una mujer inteligente y muy competente a nivel profesional, pero esconde un mar de inseguridades y complejos que le impiden ser ella misma.
Después de 10 años regresa a Madrid para dirigir la delegación hotelera familiar. Aunque, volver, supondrá afrontar sus peores temores.
Mark es socio de una empresa turística de éxito, que posee los resorts más rentables de la Costa Mediterránea. Es un hombre atractivo, seguro de sí mismo y deseado por las mujeres que huye de compromisos y vive centrado en su trabajo.
Una noche los caminos de ambos se cruzan y toman una decisión, aparentemente trivial, sin intuir que esta les cambiará la vida.
Lo que sea pero contigo: reseña de una novela de romance sobre un reencuentro apasionado
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Entramos en el hotel. No me puedo creer que lo esté haciendo. Mi intención era salir sin que él me viera. Carla y Cleo estaban encantadas: “Vamos, Ela, desmelénate”.
Vale sí. Es guapísimo. Está bueno, va bien vestido, sé reconocer cuando hay dinero, y él lo tiene. Pero no paro de preguntarme dónde está el truco.
Dejo mi bolso en la mesa y me siento al lado de Cleo bastante enfurruñada.
—Pues sí que has vuelto contenta del baño…
—El imbécil ese me ha seguido hasta allí. ¿Te puedes creer que me ha echado en cara por qué no le he dicho quién era?
—El tío bueno con el que… ¡Oh, desgracia la tuya! vas a tener que trabajar todos los días.
—Uy sí, qué suerte…
— ¿Sabes a quién se parece un montón?
—Sorpréndeme, a ver.
—Al actor ese, Henry Cavill… ¡Sí, eso es! El nuevo Superman. ¡Vas a trabajar con tu propio superhéroe!
—Qué más quisiera él que parecerse.
— ¿El actor?
—Estamos graciosas hoy. Quién iba a pensar que tendría que volver a verlo.
¿Qué hago, Cleo? me muero de vergüenza cada vez que me mira.
Cleo empieza a reírse y yo no quiero aceptar la evidencia.
— ¡Esto es genial! Ela, él es mi cita. César. ¿A que es ideal? ¡Yo soy Cleo y él es César! —y sin más se sienta a la mesa. Mark y yo nos quedamos de pie observándonos.
Tengo dos opciones, salir por donde he venido, o sentarme y si le incomodo que se vaya. (Capítulo de Daniela)
Cenamos en silencio, la conversación la acaparan César y Cleo. La prima no para de insinuarse abiertamente y mi amigo no para de sudar. Observándolos no sé quién de los dos lo pasará peor, si César o yo. Él porque no puede llevarse a Cleo a la cama y yo porque no debo hacerlo con Daniela. (Capítulo de Marc)