Noruega, 1662. Una época peligrosa para ser mujer, cuando incluso bailar puede dar lugar a acusaciones de brujería. Zigri, una viuda del pueblo, tiene una aventura con un comerciante, es descubierta y enviada a la fortaleza de Vardø para ser juzgada como bruja. La hija de Zigri, Ingeborg, se adentra en los helados yermos para intentar rescatar a su madre. Maren, hija de una bruja, la acompaña en su travesía. Su naturaleza salvaje y su espíritu invencible le dan a Ingeborg el coraje para arriesgarlo todo. También cautiva en la fortaleza hay otra mujer. Es Anna Rhodius, una vez amante del rey de Dinamarca, pero ahora enviada a la isla de Vardø, después de perder su favor. ¿Qué hará, y a quién traicionará, para volver a su vida privilegiada en la corte? Estas Brujas de Vardø son más fuertes incluso que el Rey. En una época en la que tenían todo en su contra, se niegan a ser víctimas. Se hará justicia, todo lo que necesitan hacer es demostrar su poder.
La historia me atrapó desde la primera página y consiguió sorprenderme al ver que no iba en la dirección en la que yo esperaba. El personaje de Maren Oluffsen es cautivador con su forma de ver la vida, siempre libre y con opciones a pesar de las situaciones y si para mí las brujas de Vardo no ha obtenido una nota más alta es porque el final me resultó… quizás un poco deus ex machina para una novela de ficción histórica.
De cualquier forma, no se puede negar que Las brujas de Vardo es una novela más que recomendable que apasionará a las amantes de la novela histórica que quieran profundizar más en todo el tema de la brujería y el misticismo. Solamente recuerda no dejar en casa las cáscaras de los huevos que uses para cocinar: dicen que las brujas las usan para atraer tormentas.