Para mí el libro habría funcionado mejor si tanto Brogan como Lydia no hubieran tenido un encuentro tan romántico y apasionado en la mitad de la obra, decidiendo el uno confiar ciegamente en el otro y separándose después por ese terrible malentendido que ninguno de los dos parece querer aclarar y que terminará con fatídicas consecuencias. Un malentendido que podría haberse solucionado con una llamada de teléfono o un mensaje de whatsapp pero que, de forma un poco cogida por pinzas, parecen motivar el hecho de que queden cien páginas para terminar la obra.
Sin embargo, también es cierto que creo que La venganza de Ramsay es muy superior a Kyland y que me fascina ver la construcción de hombres y mujeres, muertos de hambre, con un pasado vergonzoso tras su espalda y otros tics y manías que los hacen únicos. Leer a Mia Sheridan no es leer cualquier tipo de literatura romántica, aunque sea predecible en su desenlace. Tiene mucho más: tiene un backstory potente para los personajes, unos momentos eróticos elegantes y cargados de preliminares y una historia disfrutable. Y con eso, para mí, llega.