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La venganza de Ariadna

8
Martina necesitaba huir y olvidar lo que ocurrió en la fiesta. Por eso se fugó en plena noche y acabó en ese pueblo cualquiera, lejos de la ciudad donde ya todos buscan a la chica que desapareció sin dejar ni rastro en el cumpleaños de su novio. «Yo era la sombra de la Araña; era como un complemento suyo, uno que no se quitaba nunca, pero que por sí mismo tampoco importaba apenas». Astrid sabe que la aterrorizada joven que ha aparecido en su casa ha vivido algo muy duro, pero ¿y si con querer ayudarla no basta? Ella no es mucho mayor que la chica y sólo se encuentra allí temporalmente para terminar la novela que está escribiendo. Y en el pueblo ni siquiera es bien recibida... Al fin y al cabo, si algo teme la gente de Sabinia, es el cambio. «Mis palabras pueden ser muchas cosas, pero, sobre todo, son la verdad».

Lo más leído del libro

Reseña de La venganza de Ariadna, una novela sorora y feminista
Reseña de La venganza de Ariadna, una novela sorora y feminista
“Sí, descubrir tu sexualidad antes que el sexo en sí está bien. No quiero decir que lo mío haya sido un camino de rosas. Pero sí hay cosas de las que me libré cuando a los once años dije que, si me casaba con alguien, sería con Mulán, no con ninguno de los príncipes.”

“Yo también he sentido el miedo al volver sola a casa de noche por las calles de MAdrid. Yo también aprendí muy pronto qué significaban esas cifras de asesinadas en las noticias. Yo también grité <> en las manifestaciones a las que fui.”

“Me decía que disfrutaba demasiado estando con él. Sí, con esas putas palabras. Me decía que cómo lo iba a saber si nunca había probado a estar con una mujer. Me decía tantas cosas que una parte de mí acabó por creérselas, lo que no hizo sino más sangre en la herida. Después de todo, no podía esconder lo que estaba ahí, lo que yo era.”

“Mi primera visita a una consulta de salud mental fue cuando tenía doce años y ni yo misma sabía qué me pasaba. Ahora sí. Ahora lo controlo mejor. Pero eso no significa que pueda ser fuerte todos los días del año.”

“Soy de las que crecieron pensando que, si no sacaba un diez en todos los exámenes y si su apariencia no era impecable, no eran lo suficientemente buenas. Que no valían nada.”

Alba Quintas Garciandia

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