Posy ha encontrado una parcelita cómoda para vivir. Pero por supuesto, Sebastián aparecerá constantemente para sacarla de allí. Sebastian siempre ha sido un niño mimado, a quien nunca le han dicho que no. Siempre ronda Marcapáginas, donde llega, chincha a Posy y se marcha dejándola a ésta irritada y en ocasiones confusa por su comportamiento y su propia reacción ante él. Darling construye muy bien a Sebastian desde la mirada de Posy, porque lo hace de una manera doble. por un lado, vemos a Sebastián tal y como lo percibe Posy, pero a través de lo que esa percepción deja traslucir, con sus pensamientos, reproches y juramentos, vemos como sus propios prejuicios nos dejan ver ocasiones a otro Sebastian, ese que ella no sabe, o no quiere ver. Así, aunque a veces él hace de mosca cojonera, en otras se va ganando nuestro corazoncito poco a poco. A pesar de que su opinión sobre el género romántico le hagan merecedor de una patada en el culo:
Anne Darling traza una trama fácil, sin grandes giros inesperados o situaciones muy dramáticas o extremas. La pequeña librería de los corazones solitarios es una novela sin grandes pretensiones, que cuenta una historia sencilla de manera sencilla. Sin tramas muy complicadas pero quizás sea por esa simplicidad, por su tono amable, por su naturalidad, por lo que sea, que funciona. En definitiva, una lectura, amena y divertida que proporcionará un rato divertido a aquellas personas que aman el género romántico por encima de todos los demás y que han soñado infinidad de veces entre las páginas de Jane Austen, las Bronte, Georgette Heyer o Mary Balogh.