Lo que defiende Amat-Piniella es que la literatura puede llegar allí donde la historia no llega, porque una novela explica cosas más íntimas. Los historiadores deben ser fieles a la verdad histórica. Es por eso que, a veces, es necesaria la fuerza de la literatura para ser conscientes de las cosas. Él no quería entretener, quería dar un testimonio de unos hechos, un homenaje a los que estuvieron en campos de concentración. Y lo consigue, consigue lo que se propuso hacer una vez fuera del campo.
K. L. Reich es un libro muy duro, durísimo, pero todo el mundo debería leerlo para concienciarnos realmente de lo que fue el nazismo. Es una novela que no te deja indiferente para nada, te hace sufrir y acabas reflexionando sobre el hombre como especie y como individuo. Personalmente he aprendido mucho más leyendo este libro que en las clases de Historia sobre el nazismo. Es una novela que me ha afectado, ha entrado muy dentro de mí. Somos la única raza del mundo que ha sido capaz de inventar métodos para asesinar en masa en el menor tiempo posible. Y es que solemos decir que todo esto fue inhumano, pero no: fue humano.