De hecho el color rosa en la edición no es ninguna casualidad, se trata de animarnos a volver a usar este color y hacerlo nuestro de una forma distinta, como algo más que una imposición venida por nuestro género.
Considero que este tipo de obras son muy necesarias, pero lo cierto es que el sector editorial las está aprovechando como una moda y aún no sé si eso les hace perder la fuerza de su mensaje. Cada vez veo más la palabra feminismo en prendas de ropa, accesorios y publicaciones, sólo espero que esto le de fuerza al movimiento y no le haga perder su mensaje: el feminismo no es una moda, tengámoslo presente.