Es una obra que tiene que disfrutarse lentamente, degustándola, sin lecturas apresuradas ni buscando rápidamente la acción o los diálogos. Sí que es cierto que quizás yo habría eliminado la información de la contraportada como hizo la gente de Gigamesh con Crepuscular, ya que es cierto que saber que Estefan ha asesinado a su mujer o que esta ha matado a su hijo hace que desde el principio creas que Marlene está muerta y que nunca volverá a por él, y si no lo supieras todavía podrías llegar a creerte que ella volverá, lo cual generaría una sorpresa al descubrir que ha muerto y otra más al saber que está viva.
Y también es cierto que el principio es mucho más potente que el final. Las escenas con las que Alex Vollmer arranca, confesándonos cómo Estefan se masturba con el recuerdo de una niña pequeña o sus ataques, son mucho más violentos en la presentación de los personajes que en su desenlace, de manera que pierde un poco de fuelle en su final.