Lo harás, sí. Pero si eres como yo, acabarás llorando y gritándole a nada. Gritando por esa sensación de pérdida, de vacío y de soledad que solo sabe generar Walden. Llorando porque estás atrapada en un laberinto de agua y ni siquiera lo sabías.
Y ahí es donde está la magia de la autora.