No se trata de una historia innovadora que renueva el mundo de las letras, no. Sin embargo, hay algo especial en su forma de presentarse, humilde y desprovista de florituras, que cala hondo. La historia de El señor Ibrahim y las flores del Corán es, sin duda, sencilla. No hay grandes pretensiones en esta novela, lo que la convierte en una historia sincera. Los diálogos son especialmente interesantes. A través de ellos conocemos mejor al personaje del señor Ibrahim. Es precisamente el tendero árabe el personaje que más nos ha gustado, como es lógico. El señor Ibrahim es un hombre que encarna todas las virtudes de la madurez. Tiene una sabiduría especial y una paciencia que lo convierten en el perfecto padre que Momo nunca ha tenido. Desde un principio es fácil saber lo que va a pasar con Momo, con el señor Ibrahim o incluso con el propio padre de Momo. Sin embargo, el factor sorpresa de la novela recae en las frases del tendero. Las conversaciones aportan pequeñas píldoras de sabiduría que hacen reflexionar al lector y lo enganchan todavía más a la trama. La edición es perfecta. Tapa blanda muy cómoda, que no pierde calidad con la lectura. Las hojas son de un papel bastante grueso y la tipografía es quizás un poco grande. La historia es corta de leer, la trama es dinámica y muy emotiva. Perfecta para aquellos que quieran disfrutar de un libro corto que no se quede en agua de borrajas.
Estamos ante una novela que tiene muchos puntos a su favor. Es una historia corta, por lo que su lectura no exige mucho tiempo o dedicación y no hay excusa para darle una oportunidad. Además, a pesar de tratarse de una historia bastante corta, el escritor consigue profundizar en la trama. Los personajes están bien construidos y la trama emociona. Valoramos especialmente este detalle, que Schmitt no necesita estirar la historia para que funcione y conmueva. Como sucede en el inicio de la película Up, cuando una narración está bien planteada el tiempo no es un hándicap. Conseguimos empatizar con todos los personajes del libro: desde Momo hasta el señor Ibrahim, pasando por el padre del pequeño. Todos los personajes tienen profundidad y son creíbles. Los diálogos también son uno de los puntos fuertes de la novela. Las frases son cortas, sin palabras rebuscadas, llenas de sabiduría sin pretensiones. Pura filosofía de vida, sencilla y directa. Conversaciones que dan que pensar al lector, cargadas solo de humildad y cariño. Un lujo para cualquier lector que se precie, un título indispensable para tener en la biblioteca. Cero dramas innecesarios, en esta novela se afrontan los problemas con optimismo y con buenos sentimientos.