Pero de nuevo, es un libro que requiere de supervisión adulta. Si eres contrario a los correctivos físicos en niños, entonces es posible que quieras saltarte algún tirón de orejas y bofetada con el que castigan a Braulio y a Amabel por colarse en la zona de neonatos al final de la obra. Si esto no te molesta, entonces este es un libro genial para mostrar la variedad de hogares que hay en las diferentes casas y cómo no se necesita tener mucho dinero ni ser muy rico para ser feliz.
Al fin y al cabo, el poder de Amabel y el de todos los niños es poder arrancarte una sonrisa. Y al menos, con nosotros, lo ha logrado.