Mi única pega quizás es por el final. Puede que no lo entendiera bien, pero la prueba que localiza a Óliver Segarra cerca del escenario del crimen no es suficiente como para poder retenerlo demasiado tiempo en la cárcel (especialmente teniendo en cuenta el ejército de abogados que podrá costearse para salir). Además, quizás el pacto entre enemigos (el sargento y Segarra) fuera ligeramente previsible ya que al final ambos persiguen que se haga justicia desde perspectivas diferentes.
El final es demasiado abierto ya que aunque sí que cierra con un cliffhanger en la trama de Ruiz y Segarra, las otras quedan ligeramente en el aire y eso me genera una enorme frustración porque… ¿cuánto tendré que esperar para leerme la siguiente parte? ¡La necesito ya!