Sin embargo, en El monje que vendió su Ferrari, concatenan una técnica con otra sin detenerse ni un momento para darte un respiro y poder procesarlas todas. No ponen ejemplos a menudo y rápidamente te da la sensación de que te están vendiendo un acelerado cursillo de cómo sentirte mejor persona en una imagen de Pinterest.
Sinceramente, para un libro que tiene más de 5 millones de copias vendidas a lo largo de todo el mundo, esperaba mucho más.