Le enseñaron a ser el más rápido, hábil y letal. Cuando un demonio anda cerca, no se le escapa nunca. Y en cuanto a los daños colaterales bueno, eso no es culpa suya. Pero cuando se encuentra con el demonio que ha poseído al hombre más sabio de todos los tiempos, todo puede venirse abajo. Con su característico estilo mordaz e irónico, K.J. Parker nos ofrece un relato a medio camino entre la fantasía y el terror.
“Hago cosas terribles. A mis enemigos, a los de mi propio bando, a mí mismo. Con ello salvo a un gran número de desconocidos de lo peor que le puede acaecer a un ser humano. Me gustaría decir que lo hago porque soy uno de los buenos, pero si lo dijera me calaríais de inmediato.”
Nadie desea ser ese perro —otra cosa que no tenemos es ambición, sería como abrirse paso a empellones para colocarse el primero en la fila del cadalso.
Pensad como piensan Ellos, con vistas a obtener el mejor resultado dentro de cien años, quinientos años, mil años, cinco mil. Y, en el entretanto, en esos cinco mil años de entretetanto, mientras Su plan Global se va desarrollando…, ciudades y civilizaciones alcanzarán su esplendor para luego decaer. El polvo, la hierba y la arena nos cubrirán a todos nosotros, cubrirán todos nuestros logros, salvo los de maese Próspero, cuya obra sobrevivirá en traducciones de traducciones mientras que nuestros huesos y ruinas yacerán olvidados en la tierra húmeda, a menos que un arado los saque a la luz, y descibrar nuestras obras.