En este libro, tan provocador como revelador, la doctora Georgia Ede explica por qué casi todo lo que hasta ahora se nos ha dicho sobre las dietas que son saludables para el cerebro es incorrecto.
Ede sostiene, a través de evidencia científica, que los superalimentos y dietas en las que prevalecen los vegetales y los cereales integrales con poca presencia de carne no son saludables para nuestra mente, y que este tipo de alimentación puede contribuir a desarrollar problemas de atención, cambios de humor o depresión.
Cambia tu dieta para cambiar tu mente nos aporta evidencia científica para comprender cómo, a través de una alimentación equilibrada y variada sin privaciones, podemos influir positivamente en nuestro estado de ánimo y en nuestra salud mental, así como la importancia de aprender a tomar mejores decisiones respecto a lo que comemos y lo que no.
Además, este libro aporta claves para poder evaluarnos y detectar signos de resistencia a la insulina, una enfermedad metabólica silenciosa que le roba al cerebro la energía que necesita para prosperar.
Gracias a una cuidada selección de dietas cetogénicas y moderadas en carbohidratos que podrás personalizar según tus preferencias alimentarias y objetivos de salud, este libro puede cambiar para siempre lo que creías sobre a alimentación saludable para tu cerebro.
Como lectora vegetariana, este libro representó para mí un desafío ideológico y emocional. La tesis de que una alimentación basada en plantas pueda estar perjudicando mi salud mental genera una fricción evidente con los principios éticos y nutricionales que sustentan muchas de mis elecciones de vida. Sin embargo, es cierto que he aprendido enormemente sobre el funcionamiento del cerebro, los peligros del azúcar, el funcionamiento de la glucosa y su impacto en el estado de ánimo y las diferentes opciones nutricionales que hay.
Puede que no sea una lectura cómoda —y desde luego no es una lectura para todos—, pero sí es una lectura que obliga a pensar en cómo nuestras elecciones diarias impactan gravemente en nuestra salud mental. Y en los tiempos de sobreinformación disfrazada de consenso, eso ya es mucho decir.