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NOTA: 7.5

Explicación del final de Stalker: Picnic extraterrestre

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Escritora consumada, concept artist en ciernes y adicta al trabajo. Do...


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Imágen destacada - Explicación del final de Stalker: Picnic extraterrestre

Stalker: picnic extraterrestre, es una de las obras más agudas e inteligentes escritas por los hermanos Strugatski. A través de un mundo distópico que plantea la reacción de la humanidad tras la visita de un grupo de alienígenas, los hermanos Strugatski realizan una mordaz y velada crítica a la Unión Soviética. 

Sin embargo, muchas de las personas que llegan al final se sienten confundidas y perdidas con el significado de la obra. ¿Por qué Red no se inmuta ante la muerte del chaval? ¿Y qué significan sus últimas palabras? En este post os planteo mi propia teoría sobre el significado del final de la obra. 

Evidentemente, vamos a hablar con spoilers

Sobre la bola dorada - explicación del final de Stalker: Picnic extraterrestre

Al final de Stalker, picnic extraterrestre, Red decide llevarse al hijo del Buitre para hacerse con la Bola Dorada: un objeto del que se cree que tiene propiedades únicas capaces de sanar y cumplir los deseos del que la tenga. Tras un camino plagado de peligros en los que Red expone su propia vida por salvar al chico, vemos cómo en realidad solo estaba esperando a que este mismo se sacrificase por accidente en la trituradora de carne para poder avanzar. 

En ese momento, la novela llega a su punto más álgido con la siguiente declaración de intenciones del protagonista: 

"

Ya no intento pensar más. Solo se repetía la misma cantinela una y otra vez, como una oración desesperada: « soy un animal, ya lo ves, soy un animal. No tengo palabras, no me han enseñado las palabras, y no sé pensar, esos cerdos no me dejaron aprender a pensar. Pero si de verdad todo lo puedes, todo lo haces, todo lo comprendes..., ¡lo verás! Mira dentro de mi alma, ahí tiene que estar todo lo necesario. Debería estar. ¡No le he vendido el alma a nadie, jamás! ¡Es mía, es humana! ¡Saca de mí lo que deseo, porque no puede ser que yo desee el mal! A la mierda todo, no se me ocurre nada más que sus palabras: "¡FELICIDAD PARA TODOS, GRATIS, Y QUE TODO EL MUNDO SE MARCHE CONTENTO!"»

Antes de nada tiene que quedar claro lo siguiente, y es el hecho de que el final de Stalker tiene múltiples interpretaciones, pero aquí va una de las mías.  

Red se ve empujado e impelido por su propia necesidad y el jugoso botín que quiere obtener a sacrificar a Arthur a pesar de haber desarrollado ciertas emociones y sentimientos hacia él. Con la bola dorada podría conseguir prácticamente todo lo que quisiera: desde devolver la “humanidad” que ha perdido su hija hasta todas las riquezas del mundo. Y Red está convencido de ser un hombre sin emociones y sin corazón, un, como él mismo cita, un “animal”. 

Sin embargo, no es del todo así. 

Después de haber usado a Arthur como carnada para pasar por delante de la picadora de carne, Red se da cuenta de que no sabe qué desear. Sus pensamientos vagan desde la posibilidad de vengarse de aquellos que han hecho daño a su familia, a vengarse por el daño cometido a toda la raza humana a incluso plantearse la posibilidad de acabar con todo. En este sentido, los hermanos Strugatski dejan muy abierto el final a interpretaciones ya que este “final” por el que tanto sufre Red puede ser tanto el cielo como simplemente una muerte vacía de significado que se enlazaría perfectamente con su afirmación de no ser más que un animal. 

Y es que Red tiene muy presente que es posible que la bola dorada ni siquiera pueda conceder deseos. Al fin y al cabo, el Buitre estaba loco, todos los stalker están mal de la cabeza y hay decenas de supersticiones alrededor de los objetos de la Zona. Si eso fuera así, Red tendría que enfrentarse al terrible hecho de que ha sacrificado a Arthur solamente por satisfacer sus esperanzas basadas en el fanatismo más supersticioso y por algo tan miserable como el dinero. 

TODO

En ese sentido, la obra deja abierto el final: es la bola de Schröndinger. Hasta que no la tengamos entre las manos, la bola dorada tanto concede deseos como no y el sacrificio de Arthur es al mismo tiempo algo que merece la pena como una muerte más desperdiciada. 

Al fin y al cabo, hay muchos indicios que apuntan a la que la Bola Dorada no concede esos deseos. Si esto fuera así, el Buitre podría haber deseado ser inmortal, ser millonario o que los peligros de la Zona no le afectasen para así poder entrar y salir sin temer las consecuencias. Sin embargo, en el libro de los hermanos Strugatski este afirma que lo que deseó son “niños bonitos y guapos”. 

El estado mental de un animal - explicación del final de Stalker: Picnic extraterrestre

Pero al final, el hecho de la que Bola Dorada sea mágica o no, no es lo más importante y trascendental del final sino la declaración del propio Red. Como ya comenté en el análisis de Stalker, Red ha entrado en un estado de completa dependencia y adicción a la Zona y a los elementos que hay en su interior. Su horroroso estilo de vida (una mujer triste, la pobreza y una hija que va convirtiéndose cada vez más en un monstruo sin capacidad para razonar) lo ha obligado a disociar por completo su mente de sus sentimientos y a refugiarse en la bebida. Es, por tanto, según él mismo, un animal. Esta declaración le permite no solo eximir la responsabilidad de las decisiones que ha tomado (como sacrificar a Arthur), sino también poder sobrellevar su vida sin caer en la desesperación ni en la locura. Pero la realidad es que Red está muy lejos de ser un simple animal: simplemente por su propia reflexión en la que apunta que no sabe cómo pensar o cómo expresarse con palabras. 

Red, que intenta reducirse a sí mismo a un ente que se mueve por los instintos más primarios, negándose a sí mismo la posibilidad de plantearse dilemas éticos y morales, no quiere tener en sus manos la responsabilidad que implica contar con una bola capaz de hacer cualquier deseo realidad. 

En su declaración, además existe (según mi opinión) cierto mensaje de censura al gobierno de la URSS, que censuraban continuamente la información, la educación y la opinión de la gente, forzando a la desaparición de un debate sano sobre cualquier cuestión política, económica y social y haciendo que sus ciudadanos perdieran la capacidad de pensar y razonar por ellos mismos. La Zona, el gobierno a su alrededor y las complicadísimas posibilidades de supervivencia que rodean a Red y a sus allegados son similares a las del pueblo ruso que, aún amando profundamente su tierra, se encuentran encerrados en un sistema que les hace miserables y que los reduce a simples animales. 

TODO

Sea como sea, en ese punto de la novela, Red se encuentra en una completa encrucijada: si encuentra la Bola y descubre que es solo un ítem caro, no podrá perdonarse el haber sacrificado al muchacho con el que tenía cierta afinidad. Si por el contrario la bola sí que concede deseos, esta declaración final de Red nos demuestra que se siente completamente bloqueado y perdido, incapaz de formular ningún deseo propio. Así que escoge lo primero que se le ocurre: lo que dijo el muchacho “felicidad para todos”. 

Los Strugatski son autores poco dados a escribir sobre felicidad, sino más bien a plantear la paradoja de la misma: la felicidad no es gratis, no está exenta de sacrificios y dolor y está claro que no es un concepto universal que compartan todos los seres humanos. Desear felicidad para todos no es más que una forma de no desear nada, de sacudirse de nuevo la responsabilidad que tal carga implica y formular un concepto vacío de significado. 

Es por eso que el final de Stalker: Picnic Extraterrestre es para mí, uno de los finales abiertos más pesimistas y desoladores que hay. Red no ha conseguido nada, lo ha sacrificado todo en busca de un ideal de felicidad compartida (como la teoría comunista del momento) que está claro que no va a funcionar. Y aún sabiéndolo, sacrifica a Arthur (que representa el idealismo y el optimismo de los más jóvenes) solo para lograrlo. Pero al final no consigue nada. 

Sea o no mágica la bola, el final es acuciantemente amargo, porque nada bueno saldrá de ahí. 

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