Aliette de Bodard es una autora francesa de ciencia ficción y fantasía que ha recibido numerosos galardones por su trabajo. Nació en París en 1979 y creció en un entorno multicultural, ya que sus padres son franceses y peruanos. Desde pequeña estuvo rodeada de libros y la literatura, lo que la llevó a desarrollar un interés temprano por la escritura.
De Bodard estudió literatura y escritura creativa en la Universidad de Nueva York, donde se especializó en escritura de ciencia ficción y fantasía. Después de graduarse, trabajó como ingeniera en el sector aeroespacial, pero continuó escribiendo en su tiempo libre.
En 2009, De Bodard publicó su primera obra, un cuento corto titulado "The Shipmaker", que fue seleccionado para aparecer en la antología "The Year's Best Science Fiction and Fantasy" de la revista "Locus". Desde entonces, ha publicado varios libros y cuentos cortos que han sido aclamados por la crítica y han recibido prestigiosos premios de la ciencia ficción y la fantasía, como el Premio Nebula, el Premio Hugo y el Premio Locus. De Bodard se inspira en la mitología y la cultura mesoamericana y china para crear mundos y sociedades futuristas fascinantes y detalladas. Sus obras abordan temas como el poder, la identidad, la familia y la colonización, y se destacan por su lenguaje poético y su tratamiento profundo de los personajes.
Recientemente RedKey Books ha reeditado dos de sus obras en una obra llamada Historias de Xuya
Xuya es una sociedad eminentemente matriarcal donde cada persona cumple con su función, sin elevarse por encima de sus competencias y capacidades.
Porque había abierto a La hija de la sombra como si de una granada se tratada, y hurgado las viejas heridas hasta hacerlas sangrar, rojas y maduras; porque la había diseccionado como al cadáver del muelle del hangar, y luego se había largado cuando el problema había dejado de interesarle.
Entonces, Bosque Sombrío se arrodilló y tomó las manos de Van entre las suyas; esa calidez difusa de nuevo, aunque ahora pulsaba como un corazón vivo, y, durante un breve momento, Van la sintió reverberar por sus huesos como el sonido de la campana de una pagoda, y olvidó el significado de respirar y estar sentada, y se sintió flotar ingrávida, en la oscuridad del espacio, contemplando el pausado girar de las estrellas con la luz del sol de fondo.
La ley. Una justicia tan provechosa y tan limpia como el azul del cielo —dijo Bosque Sombrío, con amargura. —Sobre los hábitats escasea bastante el azul, ¿No crees?