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Reseña de La venganza de Ramsay, una novela cargada de maldad y tréboles verdes

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Escritora consumada, concept artist en ciernes y adicta al trabajo. Do...


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Argumento de La venganza de Ramsay

Lydia de Havilland tiene un terrible plan para conseguir atraer al guapísimo Brogan Ramsay a su vida. Brogan trabaja como jardinero de forma encubierta para el riquísimo Sr. Havilland y sus dos hijos: Lydia y Stuart. Su situación es realmente complicada: su padre es un alcohólico y su hermana Eileen está enferma y no puede caminar.

Sin embargo, cuando Lydia le pide aquella tarde que le bese, cree que por fin ha encontrado un poco de felicidad en el mundo. Poco podría imaginarse que era todo una artimaña que acabaría con su vida para siempre, convirtiéndole en un ser rencoroso que solo piensa en una cosa: la venganza.

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Nos tocamos y exploramos, nos acariciamos entre gemidos y jadeos. La sangre me hervía en las venas con un ardiente frenesí y, sin embargo, al mismo tiempo, Lydia parecía entender que no podía asimilar todo a la vez. Parecía saber cuánto retirar la mano de un lugar para que pudiera concentrarme en lo que estaba haciendo en otro. Parecía entender que, par mí, había una línea muy fina entre el placer y el dolor, que mis sentidos eran demasiado agudos.

Análisis de La venganza de Ramsay

La venganza de Ramsay es una obra de romance con toques de erótica a la altura de lo que nos tiene acostumbrada Mia Sheridan. A través de su lenguaje ligero y su increíble capacidad para introducirnos en situaciones y escenas dramáticas, La venganza de Ramsay consigue elevar un poco más una obra cualquiera de romance imprimiéndole su sello personal. El sello que nosotros llamamos Sheridan.

Mia Sheridan, en lugar de crear protagonistas femeninas endebles, sumisas y extremadamente emocionales o personajes masculinos demasiado brutos y con un pasado estandarizadamente lacrimógeno, consigue imprimirle una personalidad completa a sus protagonistas. Nos encontramos por primera vez con un hombre que habla gaélico, que miente sobre lo que hace, que está torturado y que realmente proviene de una familia de emigrantes que tratan como a ciudadanos de segunda simplemente por ser pobres. Brogan es atractivo, cierto es, pero también cuenta con cualidades que no habíamos visto en ninguna obra del género: las emociones lo saturan y lo desbordan, tiene tics molestos como pasarse la lengua por delante de un diente que tiene torcido o, lo que es todavía más interesante, ha trabajado como prostituto para mujeres mayores que él.

Brogan no es una víctima sin más ya que, a pesar de que en la segunda parte de la novela intentan convencernos de su buen corazón, demuestra que es capaz de llegar a ser terriblemente despiadado, manipulador y vil, alejándose por tanto de ese estándar del príncipe azul que el resto no comprende.

Lydia está cortada por el mismo patrón que otras mujeres de las obras de Mia Sheridan como Kyland  o La promesa de Grayson. Es una mujer feminista, poderosa e independiente que nunca le ha entregado el corazón a nadie y que no teme hacer las cosas con sus propias manos. Al igual que en La promesa de Grayson, Lydia posee la mezcla perfecta entre la ingenuidad que le dá haber vivido como una mujer rica y acomodada durante toda su vida con la fuerza de voluntad independiente que la hace tan valiente y apasionante cuando hay que ponerse manos a la obra.

De nuevo, Mia Sheridan nos presenta en esta novela un nuevo tipo de feminismo en el que los hombres encuentran la satisfacción y el autodesarrollo personal en conseguir generar placer y hacer que la mujer tenga varios orgasmos seguidos. Un pequeño feminismo que choca directamente con el hecho de que el protagonista masculino sí que tenga experiencia sexual con múltiples mujeres pero ella no, limitándose de nuevo a esta figura virginal y pura que se reserva para el gran macho que está tan presente en el género.

Pero lo cierto que es La venganza de Ramsay es una obra entretenida y deliciosa para leer. A lo largo de las diferentes situaciones a las que nos veremos sometidas con dos narradores que nos muestran la perspectiva de ella y de él, permitiéndonos saber cómo funcionan sus mentes sin demasiados esfuerzos.

Sheridan no se limita a explicarnos que Ramsay es un hombre capaz de sentirlo todo demasiado o que su procedencia irlandesa es importante para él, sino que intercala manías y tics, añade frases en gaélico y crea todo un mundo alrededor del protagonista masculino que lo hace creíble y simplemente real.

Alcé la cabeza y lo miré. Nuestros ojos parecieron enredarse antes de que mirara a lo lejos, a la puerta interior que había a su espalda. Todavía quedaba muchos que decir entre nosotros, algo no resuelto y no contado. No iba a mentirme a mí misma: yo también lo deseada. Con desesperación. Pero no era suficiente. No lo había sido entonces, y sin duda, no lo iba a ser ahora.

Al igual que los contextos, escenarios y protagonistas están muy bien construidos, algo falla terriblemente en Fionn, Daisy y el resto de personajes secundarios que mueven la trama. Son tan arquetípicos (la mejor amiga que está al principio y al final de la novela y el mejor amigo que hace razonar al terco protagonista) que acaban por resultar poco creíbles. A pesar de ello, la novela prosigue sin pretensiones más que de engancharte, de hacerte disfrutar un buen rato y de provocar que te enamores ligeramente de Brogan. Y creemos que lo ha conseguido.

Nuestra opinión de La venganza de Ramsay (contiene spoilers)

He de confesar que tengo sentimientos muy agridulces respecto a La venganza de Ramsay. Tengo que reconocer que es una novela de romance con toques de erótica simplemente genial. El hecho de intercalar frases en gaélico o la forma con la que Mia describe el hambre y el sufrimiento de Brogan es muy intenso y descarnado, haciendo que leamos sin parar y sin darnos cuenta de que lo que ocurre a nuestro alrededor.

Pero también, tiene en mi opinión un problema con el orden de los acontecimientos y el ritmo.

Cuando empecé a leer La venganza de Ramsay me sentí simplemente enganchada y emocionada por la trama que se presentaba. Ramsay era un pobre jardinero que acababa siendo víctima de una muchacha rica y cínica que no tenía en cuenta sus sentimientos. Por primera vez la protagonista no era perfecta, era alguien que podía cometer verdaderos actos de crueldad.  

A la situación se sumó un Stuart malvado y cruel que movido por la envidia hacía arrodillarse al héroe y suplicar, y luego le pegaba una paliza. Cuando las tornas se volvieron y Lydia acaba trabajando para Ramsay hay varios momentos cúspides de emoción y drama como el instante en el que la hace trabajar de camarera para ridiculizarla delante de sus antiguas enemigas y otra gente de la “sociedad”. Y he de confesar que en esos momentos, no pude menos que sentirme apasionadamente alineada con Lydia y tan enganchada a la obra que no podía soltarla ni un solo segundo.

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Brogan se rio, un sonido lleno de desdén. Frotó el borde de cuero de la mesa con el dedo índice, haciendo que mis ojos siguieran ese movimiento. Él siempre había sido una persona muy sensual, siempre estaba tocando algo, movía las manos con suavidad, aparentemente fascinado por las texturas… Se había deshecho de su acento, pero no de esa costumbre. Me agarré a la pizca del chico que había sido, reconociendo por fin en ese hombre al niño que fue.

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- ¿Cualquier cosa? ¿Suplicarías? ¿Te pondrías de rodillas y me lo suplicarías?

Entonces, la trama se resuelve: Lydia y Brogan se confiesan mutuamente, hacen apasionadamente el amor y deciden ponerle punto y final a su situación pasada. Y en el momento en el los dos ya conocen los sentimientos del uno por el otro y solo queda Stuart ahí de fondo como pieza perdida, es cuando perdí el interés por completo por la obra. Y tuve que forzarme a seguir leyéndolo para reengancharme con la trama, esperando el drama que sin lugar a dudas luego nos provee tan bien Mia Sheridan.

Para mí el libro habría funcionado mejor si tanto Brogan como Lydia no hubieran tenido un encuentro tan romántico y apasionado en la mitad de la obra, decidiendo el uno confiar ciegamente en el otro y separándose después por ese terrible malentendido que ninguno de los dos parece querer aclarar y que terminará con fatídicas consecuencias. Un malentendido que podría haberse solucionado con una llamada de teléfono o un mensaje de whatsapp pero que, de forma un poco cogida por pinzas, parecen motivar el hecho de que queden cien páginas para terminar la obra.

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-Me lo había imaginado muchas veces. Que te acercarías y me besarías. - Me llevé los dedos a los labios como si volviera a representar el drama de mis fantasías infantiles -. Tus labios serían suaves, muy tierno. Había fantaseado muchas veces sobre cómo sería besarte.

Sin embargo, también es cierto que creo que La venganza de Ramsay es muy superior a Kyland y que me fascina ver la construcción de hombres y mujeres, muertos de hambre, con un pasado vergonzoso tras su espalda y otros tics y manías que los hacen únicos. Leer a Mia Sheridan no es leer cualquier tipo de literatura romántica, aunque sea predecible en su desenlace. Tiene mucho más: tiene un backstory potente para los personajes, unos momentos eróticos elegantes y cargados de preliminares y una historia disfrutable. Y con eso, para mí, llega.

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