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Por si desaparezco: opinión de una novela gráfica sobre la depresión que no desaparecerá de mi memoria

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En el mundo de la novela gráfica, a veces aparecen obras que, sin aparentar pretenderlo, consiguen hacerse un hueco en nuestra memoria y entre nuestros recomendados esenciales. Por si desaparezco, la última novela gráfica de Mirion Malle publicada por La Cúpula en febrero de 2025, es una de esas joyas que llegan sin ruido pero que merecen resonar con fuerza en el panorama del cómic contemporáneo. Esta reseña de Por si desaparezco explora una historia cruda y emocional sobre la depresión, contada con una sensibilidad poco común.

A través de la vida de Clara, una joven que trabaja en una pequeña editorial mientras lucha por completar su poemario, Malle nos sumerge en un retrato sincero y desgarrador de la depresión, esa compañera silenciosa que va robando poco a poco el color de los días. Con un trazo suelto, a veces inconexo e irregular, la autora francesa construye un universo cotidiano donde las pequeñas batallas diarias contra la salud mental se vuelven el verdadero campo de guerra.

Lo que podría haber sido otro retrato generacional más sobre millennials abrumados se convierte, gracias a la sensibilidad y talento de Malle, en una ventana abierta a la experiencia de la depresión, las redes de apoyo y la parálisis creativa que tantas veces acompaña a los problemas de salud mental. Un vistazo honesto y sin filtros a lo que significa sentir que estás desapareciendo ante tus propios ojos, mientras el mundo sigue girando alrededor.

Esta es su historia. Y… quién sabe, quizás también la tuya.

Argumento de Por si desaparezco: retrato de una depresión silenciosa

Clara es una joven escritora que trabaja a tiempo parcial en una pequeña editorial bajo la supervisión de un jefe que constantemente cuestiona su compromiso y motivación. Su vida laboral es un vaivén de prioridades cambiantes y expectativas imposibles que nunca logra satisfacer y continuamente siente que no tiene tiempo ni siquiera para sentarse a comer con una compañera. Sin embargo, este escenario de precariedad profesional es solo la punta del iceberg de lo que realmente está sucediendo en su interior.

TODO
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Porque Clara tiene un problema: una depresión tan devastadora que la consume día tras día y la empuja a compartir su desasosiego y sus continuos pensamientos intrusivos suicidas con cualquiera que se digne a escucharla. Y aunque cuenta con un círculo de amigas dispuestas a tenderle la mano cuando lo necesite, cada día que pasa se siente más y mas desconectada de su entorno. Este abismo entre lo que siente y lo que puede expresar la lleva a aislarse cada vez más, permitiendo que la depresión colonice todos los aspectos de su vida.

Pronto la depresión la aisla de sus amigas, la bloquea en un momento crucial en el que tiene que entregar el poemario a su editora, del que depende su futuro profesional y laboral y empieza a comerse hasta su capacidad de salir de la cama. Clara está convencida de que no quiere morir, y sin embargo no para de pensar ¿y si desaparezco?

Estilo visual de Por si desaparezco: el trazo emocional de Mirion Malle

El estilo visual de Por si desaparezco es tan honesto como la historia que cuenta. Mirion Malle apuesta por un dibujo de líneas finas que parecen trazadas con rotring, sin miedo a deformar a sus personajes cuando la emoción lo requiere. Las viñetas, deliberadamente vacías, renuncian a la saturación y al detalle excesivo para concentrarse en lo esencial: los personajes y su mundo interior.

Esta economía visual no es casualidad. Las páginas están compuestas por viñetas pequeñas que capturan las emociones, la depresión y la desidia de la protagonista con fondos minimalistas, donde la coherencia de volúmenes o posturas queda subordinada a la expresión emocional. La autora no está interesada en demostrar virtuosismo técnico, sino en transmitir la cotidianedidad de una vida cualquiera que se contrapone con el estado mental de Clara con la máxima crudeza posible.

Y funciona. Este enfoque despojado refleja perfectamente cómo la depresión reduce el mundo a lo inmediato, borrando los detalles del entorno. Cuando estás sumido en esa oscuridad, ¿qué importa si la perspectiva es correcta o si el mobiliario está bien definido? Lo único que existe es el peso aplastante de tu propia existencia.

Depresión productiva y doble vida: viñetas que narran el silencio

Lo más devastador son las páginas dobles donde Malle contrapone la vida social de Clara con su realidad íntima. En un lado, la vemos funcionando aparentemente bien en sociedad; en el otro, completamente desmoronada en soledad. Es un retrato implacable de la depresión productiva: esa que te permite seguir funcionando por fuera mientras te destruye por dentro. La autora captura de esta forma cómo la enfermedad aísla a Clara incluso de quienes intentan ayudarla, ya sea porque no saben cómo hacerlo correctamente o porque la propia depresión la convierte en alguien egoísta, como cuando suplica a su mejor amigo que abandone su vida en Italia para venir a verla o cuando se marcha de mitad de un karaoke sin dar explicaciones a su grupo.

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En estas páginas, el dibujo sencillo se vuelve brutal en su honestidad. No necesita artificios para mostrarnos la verdad: a veces, la línea más simple es la que corta más profundo.

Detalles cotidianos en Por si desaparezco: lo invisible que pesa

El día a día de Clara está relatado con una precisión casi clínica. Sus pequeños intentos por mantener cierta normalidad se convierten en victorias efímeras: meter los platos en el lavavajillas, intentar mantener una conversación banal, o simplemente vestirse por la mañana. Estos momentos de aparente trivialidad son en realidad montañas que debe escalar cada día. Y cuando se derrumba y se echa a llorar de la nada, la verdad se derrumba ante nuestros ojos como lectores: es el peso de existir lo que la aplasta.

Su entorno laboral tampoco ayuda. En lugar de considerar que Clara pueda estar atravesando dificultades personales, su jefe la machaca continuamente. Le recrimina su falta de motivación mientras le paga el salario mínimo, encarnando esa miopía del sistema que exige compromiso total sin ofrecer estabilidad a cambio y que, de alguna manera, se puede extrapolar también al grupo de amigas con el que cuenta Clara.

Malle aborda con igual crudeza la incapacidad de muchas personas para comprender por qué alguien está mal cuando no hay un "motivo obvio". La obsesión por encontrar un detonante, una razón clara que explique la depresión, refleja nuestra necesidad de simplificar lo complejo. Pero la depresión no siempre tiene un porqué identificable, y esta obra tiene el valor de mostrarlo sin concesiones. A veces, simplemente está ahí, arrasando con todo, sin que nadie —ni siquiera quien la padece— pueda explicar por qué.

Clara y el descenso emocional: cómo la depresión lo inunda todo

A medida que las páginas avanzan, Por si desaparezco nos muestra con dolorosa precisión la incapacidad de Clara para sanar. La novela no cae en el error ni de presentarnos una solución mágica ni de demonizar el entorno o a aquella que la sufre para dar un chivo expiatorio al lector de la razón de tanto dolor.

Es devastador ver cómo la protagonista, empujada y movida precisamente por esta depresión, se sabotea a sí misma y se aísla del entorno que tiene que, para ser honestas, tampoco es especialmente asertivo. Clara se aísla precisamente porque no puede fingir estar bien delante de sus amigas, y cuanto más lo intenta, peor se siente y acaba realizando actos verdaderamente egoístas como encerrarse en su casa y dejar de responder mensajes hasta que, inevitablemente, algunas acaban dándola de lado. La forma de aproximarse a este tema de Malle es tan dolorosamente real que consigue que comprendamos ambas partes: tanto el dolor de Clara como la fatiga de quienes intentan ayudarla sin éxito.

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Hacia el final del cómic, Malle nos revela la verdad que Clara ha estado ocultando no solo a su psicóloga sino también a sí misma: y es que su depresión tiene un origen concreto. En un momento de epifanía final se nos revela la herida emocional profunda que ocurrió años atrás y que nunca ha sido tratada adecuadamente. En el esfuerzo de Clara por negarse a hablar del tema, ha dejado que este enorme trauma se haya enquistado en su interior, infectando cada aspecto de su vida, acabando con su relación y arrastrándola a un foso de tristeza y dolor.

De esta forma, Por si desaparezco se convierte en un muy necesario recordatorio de que las heridas emocionales no pueden ignorarse. Así, al igual que en la novela gráfica Cuéntalo de Laurie Halse Anderson y Emily Carroll, la obra envuelve las consecuencias de evitar procesar y tratar un trauma a partir del rechazo del entorno y del día a día de la protagonista.

Reseña final de Por si desaparezco: una novela gráfica sobre salud mental imprescindible

La primera vez que abrí Por si desaparezco, confieso que el dibujo me descolocó. El trazo de Mirion Malle me pareció demasiado sencillo, casi como si se hubiera dibujado a toda prisa. ¿Dónde están los fondos? ¿Y por qué a veces las representaciones de los personajes no son morfológicamente coherentes entre viñetas? Sin embargo, a medida que avanzaba en la lectura, el dibujo quedó supeditado a la historia y dejó de importarme su aparente simplicidad.

Porque la narración es tan absorbente, tan dolorosamente real, que todo lo demás queda en segundo plano. El final de la novela gráfica es un auténtico puñetazo en el estómago que te deja completamente descolocada, replanteándote todo lo que has leído hasta ese momento. Me encanta cómo La Cúpula sigue apostando por obras que abordan la depresión sin edulcorantes ni soluciones milagrosas, consolidándose como refugio para este tipo de narrativas necesarias.

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Algo que me impactó especialmente fue la representación de la lucha interna de Clara al lidiar con su propia salud mental. Constantemente resta importancia a su dolor, convenciéndose de que "no está tan mal" como para necesitar un ingreso psiquiátrico o un cambio radical en su vida. Este mecanismo de defensa tan común en quienes sufren depresión está retratado con una honestidad brutal. Clara se aferra a su zona de "confort" —aunque sea todo menos confortable— por miedo a lo desconocido que supondría aceptar la gravedad de su situación.

La relación con su psicóloga es otro aspecto brillantemente representado. Es frustrante ver cómo la terapeuta permanece en silencio cuando Clara le suplica orientación y feedback. Esos momentos de vacío terapéutico me hicieron sentir tan desamparada como la protagonista, demostrando el poder de Malle para transmitir emociones complejas con recursos mínimos.

Por último, no puedo dejar de destacar el respeto con que se tratan las redes de apoyo y la salud mental en general. Me conmovió particularmente la escena en que, cuando Amélie sufre un ataque de ansiedad, Clara le pregunta si puede tocarla o prefiere que no. Ese pequeño detalle dice tanto sobre lo importante que es respetar los límites de alguien en crisis, y sobre cómo los que han sufrido suelen desarrollar una empatía especial hacia el dolor ajeno.

Por si desaparezco no es una lectura fácil, pero es necesaria. Esta novela gráfica sobre depresión y salud mental nos recuerda que detrás de cada persona que batalla con su salud mental hay una historia compleja que merece ser escuchada, comprendida y, sobre todo, no juzgada. La obra de Mirion Malle se consolida así como un cómic imprescindible para quienes buscan relatos auténticos sobre el dolor emocional y el trauma no resuelto.

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