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Killing Stalking: S01 Tomo 01: La Adictiva y controvertida obra de manhwa coreano

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Qué retorcida visión. Qué apasionante sorpresa. Nunca leo la contraportada de los libros que voy a comprar ni ojeo el interior de los mangas más de dos segundos para saber si el dibujo me acaba enganchando. Es una regla que tengo. Porque todos tenemos reglas con las que nos movemos en el día a día ¿no? Gracias a eso Killing Stalking cayó en mis manos sin yo saber qué me iba a encontrar en el interior.

Un poco más sobre Killing Stalking y su dibujo

Killing Stalking es un manhwa coreano escrito y dibujado por Koogi que se publicó originalmente online en Lezhin Comics y cuya licencia ahora rescata Milky Way en español para ponerte los pelos absolutamente de punta. La colección, que será de cuatro tomos, es fiel al original: espaciada, luminosa y sobre todo valiente en el uso del color en cada una de sus páginas y de una paleta verdosa y marrón que nos acompaña en una historia salida de los sueños más macabros de You.

Este primer tomo, cinematográfico, en el que el autor se toma toda la paciencia del mundo para ir creando, viñeta tras viñeta, una sensación atmosférica creepy y obsesiva, nos demuestra la auténtica maestría de Koogi a la hora de plantear un manhwa que parece, literalmente, el story board de la mejor serie que has visto en toda tu vida. Y es que Koogi no teme jugar con el espacio de las viñetas, con las posturas imposibles y con personajes que sin lugar a dudas se salen de lo normativo para presentarnos viñetas que ocupan páginas completas, potentes planos desde perspectivas inciertas y transmitirnos, de esa manera, la sensación de retorcida y demente fragilidad a la que se ve sometido el protagonista. 

Ya sabemos que el dibujo es maravilloso pero ¿de qué trata Killing Stalking?

Yoon Bum (윤범) nunca ha encajado en ninguna parte, y mucho menos en el estricto sistema jerárquico y social de Corea del Sur. No solo es bajito y ligeramente andrógino, sino que además está prácticamente escuálido. Por si no fuera poco, su apariencia no es capaz de esconder que, en el fondo, Yoon Bum es un hombre con un trastorno límite de personalidad, con varias órdenes de alejamiento ya que se obsesiona con diferentes personas y las acosa hasta el punto de resultar violento.

Es, en pleno significado del término, un acosador de tomo y lomo.

El manga comienza con una confesión interna de Yoon Bum. Apoyado en una narración en primera persona que le da voz a los pensamientos de este joven introvertido, descubriremos que está enamorado de Oh Sangwoo (오상우), el típico super star académico con una fachada de ser empático, amable y simplemente perfecto.

Oh Sangwoo y Yoon Bum se han cruzado solo un par de veces en la vida. Pero eso es más que suficiente para que Yoon Bum se enamore perdidamente de él, le siga obsesivamente en redes sociales y se cuele un día, tras muchos meses intentándolo, en su apartamento. Convencido de que podrá aprender más del hombre que ama, Yoon Bum empieza a masturbarse en la cama del chico al que admira antes de escuchar un ruido al otro lado del armario.

Lo que no podía imaginarse, lo que no podía llegar a pasar ni por instante por su mente de perturbado, es que el perfecto Sangwoo tuviese a una chica atada y amordazada en el sótano de su casa. Ni que ahora que él ha sido demasiado imprudente, él se fuera a convertir en su próxima víctima.

Encerrado por un psicópata. Empieza el juego.

Killing Stalking es perfecta en varios sentidos. Por un lado, el manhwa explota el morbo y la curiosidad del público obsesionado por historias de secuestros y negociación con los captores, en los que el rol de amo / dios y el de víctima / astuto se explotan en un sinfín de situaciones que van girando alrededor de la posibilidad de escapar, vengarse del captor o, en el peor de los casos, enamorarse de él (como por ejemplo el libro La habitación de Emma Donoghue; la película del 2013 basada en hechos regales 3096 días sobre el secuestro de Natasha Kampush o la novela Belleza Robada de Nora Roberts).

Solo que, al ser un manhwa publicado online, sin tener la presión de la censura editorial ni el miedo a que la crudeza de las escenas no guste a la crítica, Koogi se permite planos de una violencia real esperable en un psicópata como Sangwoo en primera plana, mostrándonos el estado absolutamente deplorable en el que mantiene a Bum y los actos de violencia que se dan entre ambos. De manera que Killing Stalking, a diferencia de la mayor parte de las historias de secuestradores que convierten a un externo en su víctimo / esclavo, se permite unas licencias de violencia muy realistas, ya que esta brutalidad se da entre dos hombres.

Al mismo tiempo, no lo vamos a negar, Koogi juega con la mente de la fujoshi y de las personas para las que el BDSM es un placentero entretenimiento. Muchas de las escenas se preparan de forma que cualquiera pueda malinterpretarlas, creando posturas en su dinámica juntos que, sin lugar a dudas, representan actos sexuales entre los dos.

Despersonalización, deshumanización y síndrome de Estocolmo

La dinámica de la vida entree Sangwoo y Bum Yoon es retorcida y escabrosa. Y es que en este primer tomo veremos un poco del famoso síndrome de Estocolmo tan popular recientemente en otras obras, otro poco de la falta de autoestima que convierte a Bum Yoon en la víctima perfecta pero, sobre todo, veremos la manera con la que Sangwoo deshumaniza a su prisionero, haciéndole estar siempre desnudo o vestir ropa de mujer, condicionándole psicológicamente con una canción y sentando entre ellos una serie de reglas estrictas.

Hay algo de trasfondo sociologico en este primer tomo: el estigma que supone para Bum Yoon tener que ir al servicio militar a pesar de estar físicamente incapacitado para seguir su ritmo y, sobre todo, de la estricta jerarquía social imperante en Corea del Sur donde, como herederos del confuccianismo más tradicional, uno no es nadie para el resto si no cuenta con el aspecto perfecto, la familia perfecta y el dinero para demostrarlo (algo de lo que se queja Sangwoo al comienzo del manga).

Entonces ¿merece la pena leer el tomo 1 de Killing Stalking?

Definitivamente. Killing Stalking ha resultado ser una escabrosa, retorcida, artística y maravillosa sorpresa.

Killing Stalking es una obra maestra que combina una atmósfera obsesiva y cinematográfica con un dibujo valiente y con continuos cambios de perspectiva. El juego psicológico entre Yoon Bum, la víctima que no es, en absoluto, una buena persona y su captor, hace que el tomo se llene de un morbo que tira, duele, escuece y fascina a partes iguales. Sin lugar a dudas, uno de los mejores mahnwas que he leído en toda mi vida.

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