El cuaderno de Maya, resumen

El cuaderno de Maya es uno de los últimos libros de la escritora chilena Isabel Allende. Una novela autobiográfica protagonizada por Maya Vidal, una joven californiana de ascendencia chilena. En esta novela, acompañamos a Maya en su estancia en el islote de Chiloé, mientras nos va contando, a modo de flashbacks, cómo su vida se va truncando desde una infancia feliz aunque peculiar, hasta una adolescencia problemática que le lleva a ser perseguida por el FBI.

Con esta presentación empieza El cuaderno de Maya. La protagonista nos adentra poco a poco en su diario personal, en el que narra sus dos etapas vitales más recientes, la actual en el islote de Chiloé, donde sus días transcurren tranquilos mientras ella va madurando, recuperándose de sus excesos anteriores, y su adolescencia conflictiva en California, junto a su Popó y su Nini, su padre, siempre ausente por sus horas de vuelo, y sus “amigas”, unas adolescentes complicadas con las que se adentra en el mundo del alcohol y las drogas.

La contraposición de estas dos etapas se va haciendo más notoria a lo largo de la narración, repleta de saltos temporales a medida que Maya va recordando todas las experiencias que le han llevado a ocultarse en Chile junto a Manuel Arias, un amigo de su abuela del que ella no sabía nada antes de acabar acogida en su casa y del que se empeña en descubrirlo todo, pese a que el rudo carácter de Manuel no invita a ello.

Al poco de empezar a leer, te sientes atrapado por la historia, que provoca una mezcla de curiosidad por descubrir cómo ha llegado Maya a ese exilio forzoso en la otra punta de América y de conocer la historia de Manuel, ese chileno introvertido tan distinto de sus semejantes. El estilo de diario facilita una prosa sencilla, sin abuso de tecnicismos, una lectura amena y agradable que te engancha a cada palabra. Allende no renuncia a sus toques de realismo mágico con la importancia de la presencia de espíritus, que durante toda la novela son un personaje más. 

CUIDADO, SPOILERS MÁS ABAJO

El cuaderno de Maya es un drama en el que Allende explora el lado más oscuro de la juventud de hoy en día, la pérdida de la inocencia, el abuso de sustancias para evadirse de su realidad, la dificultad para enfrentarse a sus demonios. La infancia de Maya es peculiar, es criada por sus abuelos porque su madre la abandona siendo una niña y su padre se encuentra ausente constantemente por su profesión de piloto. Pero eso no la hace una niña infeliz. Es durante su adolescencia, cuando muere su Popo, su abuelo, cuando pierde el rumbo e inicia un descenso a su propio infierno, ubicado en Las Vegas, donde los abusos de las drogas y las malas compañías le arrastran a una espiral de autodestrucción.

Los personajes de esta novela nos acercan a los dramas humanos, cada uno mostrando una faceta de la dura que puede ser la vida. En los padres de Maya podemos ver la crudeza del abandono familiar, fruto de la inmadurez de una pareja que no sabe cómo afrontar la aparición de un bebé en sus vidas. El padre de Maya es un hombre egoísta, mujeriego e infiel que no satisface a su mujer y que descuida a su hija, aunque gracias a la bondad de sus abuelos, Maya vive una infancia feliz.

Nini es una mujer luchadora y fuerte, pero vive el drama del emigrante, la dificultad de hacerse una nueva vida en un país muy distinto al suyo, con un hijo al que criar y proteger. Defensora de las causas justas, liberal y soñadora, vive feliz junto a Maya y su marido, Popo, su gran amor y su timón. Pero al morir éste, Nini se pierde a sí misma y pierde a su nieta.

A través del personaje de Manuel, el chileno huraño, Allende nos acerca al drama de la dictadura chilena, a la brutalidad que sufrieron los perseguidos por el régimen y a las duras secuelas que dejó tras de sí.

El cuaderno de Maya es una novela que relata una viaje de expiación, de autoconocimiento, de autodescubrimiento. Un viaje en el que Maya, a través del tiempo y de la memoria, nos recuerda que los problemas y las dificultades aparecen en nuestras vidas para ayudarnos a rehabilitarnos, a expiar nuestros pecados, a desintoxicarnos y a reencontrarnos con nosotros mismos para aceptarnos y sacar nuestra mejor versión.