¿Qué te parecería si en vez de adoptar un gato o un perro, tu mascota fuera un señor mayor con pinta de samurai… en miniatura? Con mi gaucho es el alocado y extrañamente desternillante con el que Daishiro Kawakami nos introduce en esta extra situación.
Argumento de Con mi gaucho #1
Kawahara es una mujer que ronda los treinta años y que trabaja cada día en una oficina como contable. Su vida no tiene nada de particular, exceptuando el hecho de que un día decidió llevarse a casa a un pequeño Gaucho Samurai que encontró abandonado bajo la lluvia.
Ahora su vida transcurre siempre en paralelo a la de esta extraña mascota de tamaño miniatura pero con la apariencia de un samurai antiguo, descubriendo sus gustos, manías y miedos en una trama realmente divertida.
A caballo entre un gato y un pomeranian ¿qué diablos es un gaucho samurai?
El argumento de Con mi gaucho se construye alrededor de la idea de que existe un tipo de mascotas realmente raras dentro de este mundo de ficción llamados Gauchos. Los gauchos, al igual que los perros y los gatos, son “animales” de compañía con la apariencia de mini seres humanos, incapaces de hablar y que se comunican a través de gestos.
Para volver el universo y esta extraña introducción al mismo más creíbles, Daishiro Kawakami va algo más allá y crea diferentes razas de gauchos (como el gaucho samurai, raza a la que pertenece el co-protagonista de la obra; o el gaucho samurái bracilargo…), manías y gustos de cada uno (prefieren que sus dueños vistan de una manera determinada) y hasta nos muestra secciones en las tiendas de animales donde venden pienso y juguetes especializados para los gauchos.
Lo más gracioso de la introducción del gaucho como nueva mascota es reconocer en Gau, el co-protagonista, ciertas pautas consistentes que se repiten. La forma con la que Gau golpea las pantorrillas y el codo de Kawahara sin parar cuando tiene hambre, su pereza o incluso lo frenético que se pone al pasar el aspirador. Y es que los gauchos se parecen enormemente a los gatos y sus conductas tienen algo familiar con las de las mascotas favoritas de Internet (y de muchos japoneses): no quieren salir a la calle, le tienen pánico a los perros y tienden a subirse a sitios de los que luego les da miedo bajar.
Gau se comporta como el típico gato macho que vive con una joven incapaz de establecer cierta disciplina. A lo largo del manga veremos su territorialidad con otros hombres (a los que quiere expulsar de su piso sea como sea) y la forma con la que se impone continuamente con su tozudez a Kawahara: desde realizando una huelga de hambre para que le compre un pienso más caro hasta despertando a golpes a su dueña para que le dé de comer. Lo gracioso del manga es cómo emplean las conductas de un gato en un samurai en miniatura y lo reducen a una mascota, creando situaciones alocadas y extrañas que resultan más divertidas todavía precisamente por la naturalidad con la que las trata la protagonista.
Sobre el estilo visual de Con mi gaucho #1
Daishiro Kawakami, autor de Otonoba, no es ningún aficcionado a la hora de componer sus mangas y viñetas. Su dominio de la técnica del manga le permite crear viñetas que se adaptan a la acción dramática en cada zona, cambiando la perspectiva cuando es necesario y plasmando maravillosamente bien las escenas de acción.
Son especialmente divertidos los cambios estéticos que realiza a la hora de aportarle dramatismo a Gau, el cual modifica su gesto y rostro siempre que algo le molesta. Un truco que emplea Daishiro Kawakami para dotarle de mayor tensión todavía a estos momentos es precisamente variar el ángulo a un picado / contrapicado de manera que el gaucho parezca todavía más feo y desagradable posible. Esto, sumado a las reacciones amorosas de Kawahara, que lo encuentra adorablemente mono, solo hace el manga todavía más hilarante.
Las citas en grupo y la desesperación de la mujer soltera a los treinta años
En Japón continúa siendo un estigma para muchas mujeres permanecer soltera. Debido a la herencia de un sistema político, económico y social basado en el confucianismo en el que las mujeres siempre tenían que depender de un hombre (padre, hermano, tío, marido o incluso hijo), el hecho de quedarse soltera y sin pareja es toda una carga emocional para muchas mujeres japonesas.
El estándar en el país es que las jóvenes empiecen a trabajar hasta casarse, momento tras el cual suelen abandonar sus carreras profesionales para dedicarse al cuidado de la casa y de los niños. El sistema académico japonés, tan competitivo desde el parvulario, fomenta el hecho de hacer prácticamente imposible la conciliación laboral con la familiar.
De hecho, existe una expresión en Japón, cada día menos empleada, en el que dice que una mujer es como una “tarta de Navidad”: incomestible a partir de los 25 años. Dejando de lado nuestra opinión sobre tal herencia misógina que poco a poco parece ir desapareciendo en el país nipón, Kawahara y su mejor amiga representan el perfecto ejemplo de mujeres que salen a la caza de un novio o un buen partido con el que casarse. Para ello, acuden a las famosas citas a ciegas en grupo las cuales te permiten conocer a varios candidatos al mismo tiempo desde la comodidad de un grupo o la compañía de una amiga. A lo largo del manga todos los personajes masculinos que se acercan a Kawahara son potenciales novios ante sus ojos y a cada uno de ellos le pondrá pros y contras en función de su estatus, edad o compatibilidad.
La vida amorosa de Kawahara funcionará perfectamente para descentrar la atención de vez en cuando de Gau y no convertir el manga en una situación monotemática.
Mi opinión sobre Con mi gaucho #1
Es extraño este manga. Desde el momento en el que lees el argumento y ves a un señor samurai raro de rodillas devorando pienso de un plato de comida mientras una joven lo observa sonriente te preguntas ¿es posible que los mangakas se hayan quedado sin argumentos?
Pero en el momento en el que entras en la obra de Daishiro Kawakami te das cuenta de que el universo que rodea la idea de sustituir gatos por gauchos es mucho más completo de lo que parece. Las manías de Gau empezarán a hacerte gracia desde la primera página, acabarás sintiendo una enfermiza fascinación a su obsesión con la ropa de gaucho y desearás probar su comportamiento en diferentes situaciones para ver cómo reacciona. Antes de que me diera cuenta, me había leído, releído y estaba recomendando Con mi gaucho por Instagram a quien quisiera escucharme. La edición solo remata lo que es sin duda un cómic tratado con mucho cariño por parte de los editores.
Es una obra genial y muy divertida que sin lugar a dudas esconde mucho más de lo que aparenta su extraño y alocado argumento. Sin duda seguiré la serie desde cerca y golpearé el codo de mi pareja en busca de comida y de mi propio Gaucho Samurai. Porque sí, es horrendo, pero… precioso al mismo tiempo ¿verdad?
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