Análisis del cómic Sally Heathcote, Sufragista
Pocas veces podemos encontrarnos con un cómic que recoja una documentación tan sublime como ha hecho en este caso Sufragista. A través de un dibujo simplemente espectacular nos levanta un velo histórico que nadie parece recordar: el hecho de que el voto y la igualdad política de la mujer no se logró bajo vías pacíficas.
Si le preguntamos al grueso de la población cómo fue la lucha por el sufragio femenino, la mayor parte te dirá que lo impulsaron damas ricas, ociosas y aburridas, que combinaban sus meriendas del té con alegres canciones con las molestar a sus maridos. Parte de la culpa de esto la tiene sin lugar a dudas la película de Mary Poppins, donde la madre desatendía en una crítica bastante oculta a sus hijos por sus “tonterías feministas”.
Y sin embargo, esto no fue así. Como cualquier cambio político relevante para la historia, la lucha por el voto femenino requirió de acciones que tanto antaño como hoy en día se hubieran considerado terroristas. De esta forma, K. Charlesworth, Bryan Talbot y Mary M. Talbot le dan una potente lección de historia a cualquiera de sus lectores haciendo que se pregunten: ¿qué habrías hecho tú?
¿Qué habrías llegado a hacer a cambio de dejar de ser un ciudadano de segunda?
Sally Heathcote. Sufragista, centra de una forma brillante el núcleo de la acción en una joven huérfana que acaba dentro del mundo del sufragio femenino casi impulsada por la marea y que encuentra dentro de los partidos políticos la familia y el hogar que nunca llegó a tener. En vez de contarnos la historia de una de sus líderes más carismáticas com Christabel, los Pethick-Lawrence o la polémica Sra. Pankhurst, nos muestra los comienzos dentro del movimiento de una joven como tú o como yo, que obedece a las órdenes de su partido y que hace todo lo posible por encajar.
Un servilismo mutilante retuvo prisionera la voluntad de las mujeres durante siglos. El movimiento sufragista militante rompió ese cautiverio... Se burlaron del peligro.
Emmeline Pethick-Lawrence
Al comienzo de la lectura de Sufragista ya nos presentan a Sally en sus últimos momentos de vida. Esta adorable anciana que acabamos de conocer será después la apasionada joven de cabello pelirrojo que empezó siendo, como ella misma se define, “una buena chica”, para acabar prendiéndole fuego a las casas de los políticos en un grito desesperado por ser escuchadas.
Es fácil perderse al principio en la lectura de Sufragista, teniendo que volver varias veces al principio para comprender realmente quién es quién en esta obra cargada de personajes y personalidades importantes. Al presentarnos a todas las integrantes importantes del movimiento por el voto a la mujer, una puede llegar a confundirse. Especialmente por la cantidad de elementos que tienen cada una de las viñetas y que la imbuyen con ese carácter de realismo completo.
En ese sentido, los autores realizan una inteligente acción visual. Sufragista está magníficamente dibujado en escala de grises, de forma que se perciba a través de sus trazos que recuerdan a los viejos carteles de la I Guerra Mundial el carácter pasado con el que cuentan. Sin embargo, para hacer más reconocible a cada uno de los personajes principales de la trama, otorgan un color único a cada una de ellas, haciéndola destacar en las viñetas por encima del resto.
El color no se ha escogido de forma fortuita. Por supuesto, siempre que hay una banderola, medallón o estela del voto a la mujer, lleva los colores blanco, morado y verde que representaban a la causa a todo color. Pero además, también caracterizan a los diferentes personajes. La apasionada y potente protagonista, Sally, llama la atención por el naranja de su cabello que representa su relación con los incendios y las bombas, su origen norteño y la pasión que la caracterizan; la Sra. Pankhurst aparece personificada por el morado, color que en Occidente asociamos a los mártires y que simbolizarán el sacrificio propio por el que pasa esta activista política, llegando incluso a acabar varias veces en la cárcel para salvar a sus militantes. Por último, Emmeline siempre cuenta con un color marrón oscuro que llama a la calma y la sobriedad, siendo esta una de las principales defensoras de la lucha por vías pacifistas.
He participado de todos los métodos de propaganda y demanda, pero he terminado por creer que ha sido en vano. Las mujeres ven a su alrededor las maldades más espantosas en la sociedad; ven niños nacidos en condiciones que los mutilan, física y mentalmente de por vida; ven a compañeras trabajando en talleres en condiciones miserables por un sueldo que convierte su vida en un infierno.
Sufragista plantea enormes preguntas y abre viejas y recientes heridas respecto a la lucha por la igualdad de la mujer. Una lucha que parece no acabar y de la que Sally, precisamente por ser de clase humilde, se ve arrastrada como forma de supervivencia. Podemos ver a menudo los argumentos esgrimidos por los hombres que consideran a estas mujeres simplemente alborotadoras, pero lo que realmente pone los pelos de punta es ver las situaciones de acoso laboral a las que se ve sometida Sally. Y de esa forma comprendes que la lucha por el voto no es un capricho, no es una llamada de atención sin importancia. Es una forma de protegerse frente a un género que las tenía absolutamente oprimidas, sin capacidad de huída o de justicia por su parte.
Y esto no hace más que recordarnos a la historia de Alias Grace y de la pobre Mary, a la cual engaña un hombre y ha de morir, bajo la vergüenza de las mujeres del hogar, simplemente para que no se descubra su delito.
Qué impotentes debieron sentirse esas mujeres. Qué vulnerables. Y al mismo tiempo, cuánto valor le echaron. A través de las 226 páginas, los autores nos permiten explorar los principios de la lucha por el voto de la mujer, la lucha encarnizada e interna entre diferentes facciones, las grandes personalidades del movimiento y los sacrificios que tuvieron que tomar para llegar a este estado. Prisión de segundo grado en cárceles diminutas, a oscuras, siendo alimentadas de forma barbárica por un tubo similar a lo que hicieron los británicos contra los que solicitaban la independiencia de Irlanda del Norte.
Tenemos mucho que aprender de estas mujeres que entregaron su vida, a veces de forma literal, para que hoy en día podamos salir a la calle a votar. Y lo peor de todo es que muchas personas ni siquiera lo aprecian y lo valoran hoy en día. De esa forma, Sufragista nos hace reflexionar una vez más justo al final, cuando la nieta de Sally le comenta que ni siquiera se molestará a ir a votar. Y te das cuenta de que a menudo no valoramos las cosas por las que tuvieron que pasar nuestros antepasados para que hoy tengamos la oportunidad de salir a la calle, con minifalda y dar por sentado nuestros derechos por la igualdad. Pero todavía queda un largo recorrido. Un camino en el que Sally Heathcote nos recuerda que tendremos que luchar.
Nuestra opinión sobre Sally Heathcote, Sufragista
No puedes escoger cualquier día para leer Sufragista. No es un cómic que meter en el bolso e ir ojeando de vez en cuando mientras esperas al autobús. Sufragista es mucho más. Es un agujero al que asomarse para ver la historia y todo su estilo gráfico y visual lo recuerda enormemente. Cada viñeta está dibujada al detalle en escala de grises y un entintado acuarelado que transmite el carácter histórico y real de los acontecimientos vividos.
Pero de nuevo, no es fácil de empezar a leer. Nosotros reservamos un par de horas en las que poder volver atrás las páginas y comparar con las de delante. Reservamos tiempo para calcular mentalmente los años a lo largo de los diferentes saltos temporales y para memorizarnos uno tras otro los nombres de las diferentes activistas políticas. Y sobre todo, reservamos unos instantes para empatizar con Sally, la cual se hace de querer desde las primeras viñetas: es dulce, es huérfana y al mismo tiempo no guarda intenciones perversas hacia nadie. Sus continuos vaivenes y las situaciones injustas a las que se ve sometida hace que, al igual que con el pequeño Oliver Twist, sintamos lástima y cariño por ella, empatizando al momento con lo que le pasa.
La obra va realizando saltos temporales para permitirnos contemplar los principales años de la lucha política de Sally Heathcote. Sin embargo, hace un salto de tiempo que vimos algo innecesario y que nos confundió terriblemente al principio de la obra, cuando muestra cómo la señora Pankhurst echa a los Pethick-Lawrence, que al parecer eran sus principales beneficiarios y que acababan de perder todos sus muebles mientras estaban fuera, de su partido político. El siguiente salto temporal es de varios años anterior y como la anotación aclaratoria no estaba en el mismo punto que las anteriores veces, se nos pasó por alto, de forma que confundimos completamente la acción en las primeras páginas, haciéndonos volver un par de veces para contar algo que no tenía ningún tipo de relevancia especial como para extraerlo del curso natural de los acontecimientos.
Sufragista es un cómic que todos los hombres y las mujeres deberían leer. Narra la verdadera historia de lo que hizo falta para alcanzar siquiera la posibilidad de igualarse al hombre en política. Nos muestra que el futuro no será un campo lleno de rosas que recorrer con nuestros zapatitos de las reuniones para tomar el té. La lucha, es cada vez más necesaria y más segura. Esta obra nos hace comprender que tenemos que seguir a pie de guerra, haciendo que nuestras antepasadas estén orgullosas, protegiendo todo por lo que ellas un día dieron su vida.
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