A lo largo de las páginas, mientras leíamos los combates contra escorpiones gigantes y wyvernos escupe-veneno, nos sentíamos completamente inmersos en la acción como si estuviésemos dentro de un videojuego.
Quizás el único inconveniente es que la obra se nos hace muy corta. Quizás es que queríamos acompañar a Sibilla durante muchas más páginas, movidos por el viento.