Xiomara Batista se siente ignorada e incapaz de ocultarse en Harlem. Desde que su cuerpo se volvió curvilíneo, aprendió a dejar que sus puños y su rudeza hablaran por ella. Pero X tiene mucho para decir, por eso descarga su frustración en las páginas de un cuaderno y recita las palabras para sí misma como si fueran plegarias, especialmente después de verse invadida por fuertes sentimientos hacia un chico de la clase de Biología. Ante la determinación de «mami» de forzarla a obedecer las leyes de la iglesia, X comprende que es mejor guardarse sus pensamientos.
No quiero hablar del final de la obra, que me pareció a la altura del principio (que no el intermedio): con una arranque violento y poderoso que hace que nos sintamos muy cerca del corazón de Xiomara, pero el libro cuenta con una historia algo arquetípica pero muy bien desarrollada que a mí, personalmente, me mantuvo en vilo los tres días que fui alargando su lectura para poder saborear mejor los versos de Xiomara.
Y es que Poet X es una historia de crecimiento personal y superación. De cómo a veces es necesario quemar lo que más nos ancla para poder seguir hacia delante y de cómo debemos enfrentarnos a nuestros problemas y a nuestros miedos y conseguir encontrar un punto de acuerdo. Por eso y por la violencia de sus versos de inicio, no puedo más que recomendarla. Eso sí, siempre haciendo un apunte importante: esta obra poética es ideal para jóvenes adolescentes, siempre teniendo en cuenta que los poemas, aunque no rimen, siguen siendo poesía.