Neuronas traviesas

La presente obra nos habla de tantos temas como la propia naturaleza humana es capaz de concebir, resultando un compendio en el que el autor se muestra tan cómodo transitando el amor romántico en forma de poema como el esperpento, lo grotesco o el humor. Por tanto, es una diversidad que impresiona. El horror de lo cotidiano, el descaro, pero también la ternura conforman una voz inteligente que no puede ocultar del todo la delicadeza que existe en su mirada. Así, encontramos cierto cariño en un contexto casi dickensiano cuando leemos el cuentecito El mago de los caramelos, para toparnos a la página siguiente con el gamberrismo de El misterio del botón, con diálogos ácidos y desmitificadores entre una pareja de amantes en Ingenua o el surrealismo patente de Disfraz. Una voz en la que se intuye un autor fino, una mente preclara y antropológica, un gran observador… Así, en una de las revelaciones de la obra, será el mismo autor quien parece hacer querernos entender de qué hablan sus neuronas traviesas. Oigámosle.