Quizás es por no tener la introducción de Murderville 1, pero fui incapaz de entender por qué el escritor llevaría a su hija pequeña, con la que está claro que no es capaz de congeniar, a una casa encantada donde muy probablemente se encuentren con un par de cadáveres. Las primeras páginas, con la pataleta de la niña caprichosa y los desesperados intentos del padre de conseguir comprar su amor, me parecen de lo más brillante de la obra. Sin embargo, no pude evitar que el final con Sara usando la pulsera de Úrsula para reinvidicar el amor a la hora de enfrentarse al fantasma de la bruja me recordase a algún deus ex machina de un manga como Soul Eater. Quizás es porque esperaba algo más de horror esotérico. Quizás es porque me hubiera encantado ver cómo Vicente Cifuentes y su increíble talento como dibujante iban algo más allá y era capaz de enseñarnos perturbadoras imágenes que permaneciesen durante días en nuestra retina. Quizás es que no esperaba un final tan feliz para Murderville 2 ¿soy la única?