El final precipitado con el premio nobel que le dan a Sonia, con el brote de locura de Robert que en un primer momento mataría por Sonia y que luego de pronto se vuelve un torturador, acaba de una forma demasiado precipitada para poder digerir la obra.
Vamos, que como película de entretenimiento de las cinco de la tarde funcionaría bien, pero como novela, se nota que se le ha puesto muy, muy poco cariño.