Doce meses, una chica, miles de motivos por los que no debe enamorarse de ella.
Víctor Pastor es el chico del calendario, se supone que es el mejor hombre de este país ¿y qué ha hecho él? Cruzar el océano y cambiar de continente. Pero cuando la gente dice que puedes huir de cualquier cosa excepto de ti mismo, tiene razón. Él va a intentarlo de todos modos.
En Estados Unidos, sin embargo, nada le sale como tenía planeado. Nada. Ni el trabajo, ni la ciudad donde se suponía que iba a quedarse, ni la nueva vida que iba a empezar siendo el nuevo Víctor, ese que no sobre analiza cada decisión que toma y que es capaz de dejarse llevar, nada. Y lo más surrealista de todo es “el incidente” que le lleva a compartir piso con ella. Nueva York es una ciudad con más de ocho millones de habitantes y ella es la que acababa viviendo con él, casi salvándole. Imposible.
¿Qué más le puede salir mal? Todo, probablemente. Al fin y al cabo, Candela Ríos, la chica de la que había creído estar enamorado, acaba de pedirle que sea el padrino de su boda y que le dé permiso para escribir su historia; lo que le sucedió después de ganar Los chicos del calendario.
Nadie va a creerse lo que pasó. O tal vez sí.