La facilidad y rapidez de las recetas que propone hace que el libro sea una auténtica delicia, aunque no lleva fotografías de los platos, algo que subsana con ilustraciones de calidad.
Comer en la oficina es un libro extremadamente cómodo de recetas sencillas de cocina para todos aquellos que necesiten llevarse la comida en un tupper. Sus propuestas son convencionales, rápidas y fáciles de preparar, aunque carecen del toque "chic" de la mayor parte de los libros de cocina y no tienen fotografías propias. La edición en tapa dura con papel reciclado es realmente cómoda, del tamaño perfecto, e invita a ojearlo durante horas. De cualquier forma este libro se dirige principalmente a personas que quieran mejorar su alimentación en la oficina pero que no les guste especialmente cocinar. Las recetas carecen de ingenio, no las vende demasiado bien y los tonos marrones y grises de las ilustraciones no abren demasiado el apetito. ¡Hay que aproximarse al libro con la mente fría y tomarlo como una simple guía o manual!